sábado, 18 de febrero de 2012

Me Usa, Brevísima Antología Arbitraria
PERÚ-URUGUAY
Compilación y selección por Uruguay: Gladys Mendía
Compilación y selección por Perú: Raúl Heraud

Nota preliminar

Esta antología forma parte de la Colección titulada Vamos a brillar, mi amor, donde se unen a dos países o dos continentes, en la búsqueda del diálogo y la multiplicidad de registros poéticos bajo una misma temática. Tenemos como referencia a Me Urbe, Brevísima Antología Arbitraria Chile-Venezuela, en la que exploramos a 12 poetas de cada país y su encuentro con la ciudad; Me Vibra, Brevísima Antología Arbitraria Chile-Panamá, que gira en torno a sus culturas y cómo eso los hace sentir y decir de una manera única. Me Usa, donde confluyen escritores de Uruguay y Perú, profundizamos en el ámbito social y político, en el que el sistema económico dicta la pauta, en la mayoría de los casos siendo infractor de daños irreversibles en nuestras comunidades. Les presentamos a doce poetas de cada país, a quienes consideramos representativos y agradecemos a ellos la buena voluntad al querer colaborar con este pequeño aporte a la posteridad creativa. Agradecimientos especiales a Horacio Cavallo, José Antequera y Federico Eisner.

Gladys Mendía.


A manera de prólogo
Me Usa,  Brevísima Antología  Arbitraria, Perú-Uruguay reúne  una serie de textos poéticos que  bajo el signo de una iniciativa editorial de integración continental presenta ante el lector comprometido con su participación en la creación literaria, el reto de un  camino de compresión que logre construir un sentido, un destino para la totalidad de la propuesta   reunida en la antología. 
Es así como los mecanismos variados de la conciencia de ese lector activo que exige nuestro presente, prefiguran  un efecto de proyección sobre la aparente fragmentación de territorialidades creadoras en tiempos y espacios distintos, devolviendo para sí mismo y para los demás, unos textos poéticos instalados en un horizonte individual y social  actual que den cuenta de la existencia de un continente cultural latinoamericano transversalizado por temáticas que resurgen de las antípodas de la creación literaria con audaces  propuestas formales de escritura poética, pero que muestran asuntos que no han sido cancelados por el optimismo de la publicidad, la moda, el consumismo como práctica política y la apología de esa nueva teleología propuesta por los sacerdotes de la globalización: no hay nada qué hacer, el fin ya nos alcanzó hace tiempo, la historia terminó para los desheredados de la tierra…
La poética de la decepción, la angustia de la existencia, la crónica obrera (urbana y marginal) que recorre los contenidos de esta antología contravienen las recomendaciones de los intelectuales de las grandes fábricas del consumo global de ideas y excedentes industriales, mostrándonos  las potencialidades políticas del texto literario  cuando se lee más allá de la propuesta formal que estructura y da cuerpo a la escritura. ¿Si  toda escritura pasa necesariamente por la conciencia lingüística de la forma, por el sentido de la forma, por qué entonces no recuperar de esa escritura la comprensión individual, social, política y cultural del contenido, el sentido o destino de esa escritura como realidad y vida? Es allí donde vemos el valor de la antología, en la necesaria desestructuración de la forma poética como totalidad significante que da paso en el contexto de la aparente fragmentación estructural de las distintas propuestas formales de los textos, a la revelación de un contenido supratextual que los religa a un como destino de compresión unificador.
Tal destino, que en un sentido estricto representa la politicidad[1] de la escritura poética,  no es una vuelta a los acercamientos contenidistas de la crítica sociológica marxista de la literatura, es, en todo caso, una lectura que articula la función social de la escritura en  el contexto del sistema cultural que la sostiene.
            Contra la retórica unificadora de la globalización militante, y la teleología que la acompaña, el continente cultural latinoamericano se yergue para responder, en la voz de uno de los poetas de esta antología, “Latinoamérica es una danza silenciosa, la suma estación de estallido y desencanto”. Esta definición poética del continente, frente a la modernidad optimista de los mercados, funda un principio de conciencia crítica transformadora de un territorio poseedor de una cosmovisión particular que no oculta las relaciones con otros espacios geopolíticos a los que  interpela proféticamente desde un lugar de enunciación autónomo: “Estados Unidos de Norteamérica, una emboscada te acecha entre arbustos y desiertos”.
            El relato de esa disposición denunciante, contestataria y protestona de los sistemas económicos expoliadores que han penetrado las intimidades del ser, aparece en el tono de algunos fragmentos de la voz común que atraviesa la antología:

envolver sus extremidades con el abuso policial y la corrupción de los ministerios y el puto sistema capitalista, envolver su dorso con las estadísticas económicas y las encuestas políticas, volverlo a envolver con la injusticia social, con los jubilados que mueren haciendo cola, con los enfermos y los niños que lo único que tienen en la vida es una enfermedad extraña que se llama olvido, con los jueces que se hacen ricos y los clérigos prostituyendo el paraíso.

Y más adelante,

por eso nomás voy a limpiarme los lentes de toda esta tristeza
y con la piel apenas asida en mi palma recalada al rincón de un sistema voy a    puñetearme secas lágrimas de la noche…


Para informarnos de una contenida rebeldía que espera su hora y que tiene en los(as) poetas de esta antología,  a los(as) oficiantes del viejo culto a la palabra que intenta conjurar un tiempo que no tarda en llegar.


José Antequera Ortiz
Mérida-Venezuela
Enero de 2012




[1] Para ahondar en este concepto ver: Noé Jitrít. “Literatura y política en el imaginario social”. Discursos (México) (2): 47-68, 1985.

ME USA


PERÚ


Paul Guillén (1976, Perú) Licenciado en literatura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos ubicada en el cercado de Lima (Perú). Publicó los libros de poemas: La transformación de los metales (2005) e Historia secreta (2008). Ha sido incluido en antologías de poesía peruana publicadas en México, Argentina, Ecuador, Colombia, Brasil, Suecia y Estados Unidos. Ha sido traducido al quechua, portugués, checo y francés. Realizó las antologías Gesto de Julia Ferrer (2004, en coautoría), 33 poetas del 70 (2005), Elogio de la infancia. Poesía peruana post-2000 (2011) y Antología crítica de la poesía peruana (2011). Actualmente dirige el blog y revista Sol negro.


LA HISTORIA PROHIBIDA DEL COMUNISMO

Carne humana con gusanos rojos y azules: hay una pareja de rusos sentados junto a la calavera de su realpolitik e Isabel ya sabía de su apariencia cavernaria y de sus latidos debajo de la enagua. Los enanos sangrientos con los saxofones creando eones.  Luces de oro líquido que se impregnan en tus pupilas. Todo silogismo es ilógico porque de lo que se trata es de un travelling continuo que gira y gira como una noria de agua (y nos mojamos todos). Isabel, la vecina de Ezequiel, apoya a los nazis de Oxapampa. Ahora, quién traerá la miel que chorrea por la carretera tal si fuera la sangre de un accidente a 3000 kilómetros por hora. Ahí no podríamos encontrar siquiera huesos que roer o pedazos de sesos pegados en el asfalto que lamer y qué sería de nosotros sólo ver pasar los ómnibus rumbo a la cordillera y sus llantas estropeadas harían el ruido propicio para una guerra silenciosa y étnica. 

 
¿CÓMO PUEDE EXISTIR UN INKA NEGRO?

— No. Lo que es negro es tu alma. Lo que es negro no es el Cuzco ni Bolivia, tú engendras en el vientre de la tierra colores traídos por un puma — son colores que mezclan el verde, el amarillo, el lila. ¿Puedes imaginar un color así? Cuando estés abajo sentirás las pisadas — verás las huellas — sopla más fuerte tu aliento — que llegué a las cumbres más altas — es cierto — tú quieres subir a la cumbre del Waytapallana y en tu primer intento pierdes un diente tres mil dólares y los zapatos — sientes el frío desde las plantas de tus pies — cómo sube hasta tus córneas y se enrosca a tu cerebelo — si subieras más alto verías las cabezas de los dioses muertos — a tus perros pastando los campos — a Juan que no se ha ido — que siempre regresa — que vive y martillea tu cerebro — hasta cuándo aguantar las humillaciones — porqué no gritar de una vez y para siempre y mantener ese grito como un glacial en la mente de los demás — ¿para qué he venido hasta la cima? Escucha                                es el zumbido del ave celeste que contempla tu sombra y tú contemplas sus ojos de témpano de iridio — repites: ¿cómo puede existir un Inka negro? — si en las alturas lo negro no produce el vértigo — señalas lo blanco sobre lo blanco, ¿en realidad existe? Viaja en tu interior hacia México, Chile o Brasil y pregunta lo mismo. Entonces, sabrás que no hay Perú, Chile ni Bolivia. No creo. Cierra los ojos, hablemos del mar, de las ciénagas. Ahora, rey negro, empieza tu tiempo.

*
Tú respirabas de una forma malsana – era la manera perfecta de no soportar más el mundo – converso solo con mis zapatos en la noche y es el frío que susurra en mis huesos la perfecta unión entre las estrellas y mis ojos pero esos pasos que escucho a lo lejos me hacen ser un animal enjaulado con mucho miedo mucha hambre mucha sed — unidad de la materia y el espíritu – permaneces en la orilla sin tomar un rumbo ajeno a las constelaciones — prefieres caminar hasta la cima del monte más alto y negarte a vivir – a morir – nadie escucha tus lamentos – eres Pachacutek II – pero nadie lo sabe – nadie voltea a verte — ahora escribirás en tu libreta de notas una especie de diario en la ciudad que no conoces pero odias tu historia comienza en la cocina donde diseccionas varios animales menores los huesos de las víctimas están regados por todas partes pegados a las paredes formando una masa espectral de humus y mierda que sólo tú puedes respirar nos gusta vernos a los ojos y comer de esos desperdicios esa energía vive en mí o no quiere salir de mí voltea hacia otra parte tu sable reluce junto a los árboles del Waytapallana viajar para nunca volver es tan triste todo esto la cuestión es no hablar de la muerte sino del sufrimiento unos 1000 ó 2000 años de constante sufrimiento una lucha que empieza en la tierra llega al mar y asciende al cosmos confío en avanzar hacia las batallas más sangrientas a finales del año 2011 unas voces me dicen que no lo escriba — un perro rueda junto a los semáforos y se deleita viendo los colores al caer — es como un suicidio voluntario que no permito — avanzo hacia la noche — cuándo alguien vendrá a rescatarme de este miedo — todos los poetas son homosexuales — tú quieres llorar — no encajas en ninguna parte — solo buscas alcohol para no seguir en este mundo — no piensas en nada — profundas crisis—  no sabes que hacer ni donde ver — no piensas más — la realidad se deforma y deforma tu rostro — estás viejo y cansado como toda tu generación — tienes que hacer algo por tu generación — tal vez romperte una tibia y no dejar de sufrir — nunca más hablar de poesía… cómo salir de aquí sin heridas — sin tatuajes — sin insolación — este sol que nos cae de frente en la boca y entra como las ondas del mar en la boca del ahogado — retrocede — no mires más — no quieras morir ahora y darme un balazo — ese canto shakesperiano se repite como una bomba en mi cerebro y la historia de la guerra étnica — pero yo reparto los volantes con mi nombre — con mis ideas y mis fotos — nadie cree que sea el verdadero Pachacutek II — de donde habré sacado ese nombre — toda la vida has mentido — ahora tienes que dejar de hacerlo — esos poemas con el nombre de “Diario de Pachacutek II” se perdieron para siempre — no recuerdo ninguna línea y tú los perdiste — no los guardaste junto a tus vestidos — tus cosméticos de niña engreída — pensaba que podrías comprender algo — pero lo perdiste todo — este viaje por el interior de la tierra me tiene exhausto cómo decirte que quiero gritar pero ya no puedo — cómo salen las palabras sin sonido — cómo en mi mente retumba el sonido de las letras cuando salen del cerebro — porque hacer tantos problemas de nada — la historia del Perú es un manicomio de poetas — ahí están todos los necios y no tan necios — los cisnes y los incendiarios — un poeta que tenga heridas por dentro o que hable del peso y del zapato — no veo más que las ondas musicales y repito una canción de Patty Pravo no quiero llegar al final — tengo que retomar el camino — mi equipaje es tan pesado — lleva contigo lo que más necesites — una nueva mente para expandir tu mente maltrecha — de nuevo respiras con angustia y no quieres repetir la última frase E Dimmi Che Non Vuoi Morire — no la repitas más y cuenta tu historia secreta hasta los días en que empieza la guerra — nunca retrocedas — no vaciles en decir la verdad — tú debes decirlo como si retomarás un metro griego o latino — dilo con todas tus fuerzas y busca en esos libros antiguos las expresiones que desafíen tu mente — revuelve el pasado con una vulva en tus manos — sólo así comprenderás lo que digo — no voltees más y regresa por donde viniste — mi Winchester es una plaza llena de balas con avenidas y fosas comunes — sueña una canción – en la farmacia de los ángeles ebrios — inyecta tus ojos con pentotal — y empieza tu orgía en un film de 16 milímetros.


Roy Dávatoc  (Jaén, 1981). Editor de Toro de Trapo Editores, ha publicado  “ALMA, Cuando un corazón emigra. 2010” (Toro de Trapo Editores) “La Lluvia Nos Detiene” (Eclosión Editores) 2011,“Gradus” Pohemia Lux, Ediciones (2011), Está preparando  un libro de cuentos y una novela.

Utrillo


Estuviste tan solo
nunca te diste cuenta de lo horrible del mundo
del cáncer y el colesterol
bombardeando el corazón y el hígado
lo irremediable de las rinoplastias
y las inyecciones de botox,


tú sólo tenías ojos para
la lenta y firme
tristeza de las alas


Cuento Breve

 Para Juan, mi casi hermano.
Hay tres sujetos
Miguel/ El Gato/ y Juan
y en un chevi del 98 gris palomino
tartamudeando
fuman marihuana

un poli rompe el cristal
bajo la lluvia
el humo desaparece
primero rápido
luego se detiene un momento

La lluvia no se detiene

Hay otros dos polis a cinco metros
como zanates derribados
o bolsas de basura
que muerden los perros

tras la cortina de agua

siento un golpe en la nuca
negro y naranja y rojo a garradas.

Entonces comprendo que
bajo la lluvia todos morimos un poco

Resurgimiento

Se levantaron los desamparados
en el valle del sur
en mi oscura tinta
y mi redonda luz
disipada en sus tormentas;

todas las horas deshechas
en raudales
todas las noches,
todas las aguas
entre cañaverales
todos los cerros incendiándose
en su fecundidad y la mía

De pronto mi boca le hizo oraciones
y mis manos se alzaron
hasta la desidia
para tender la madrugada

Pero sucede
que nos encenderíamos
si volvemos a cerrar los ojos
para indagar en dúo
en estos mismos valles,
    su trigo,

su agua
           y mi tierra.
  


Irrendencion

NO HAY remedio para aliviar ninguna cosa.

Afuera el silencio es un parto de cielo y sangre

no hay derechos para los hombres fermentados como costras;
parecen bestias marcadas en campo hastío.

Hay niños y mujeres quemados en bolsas,
perros hambrientos,
moscas de muerte.

Y
yo
    ¡por un demonio!

¿lo único que puedo hacer es tomar café
y evitar su negrura cerrando los ojos?

César Ricardo Nieri.  Lima  1984.  Estudió Comunicación en la Universidad de Lima,  He obtenido dos años consecutivos el primer lugar en los Juegos Florales, categoría poesía, de la Universidad de Lima; y en dos ocasiones el segundo lugar en la categoría de narrativa del mismo concurso. Además, fue uno de los diez finalistas del Concurso de Poesía Javier Heraud 2009 y obtuvo una  mención honrosa en el reciente Premio Nacional de Poesía Juvenil Javier Heraud 2011.  Ha colaborado con el suplemento cultural El Dominical del diario El Comercio y forma parte del comité editorial de la revista de literatura de la Universidad de Lima: Un vicio absurdo. Actualmente trabaja como redactor principal en el Departamento de Imagen de la Universidad de Lima.

Quincena

Llega finalmente la quincena.
                                               Salgo a la calle a tocar puertas con la violencia de mi pobreza,
                                                                 a exprimir timbres como limones de excitación
                                                                       y lamer mirillas con sed de reconocimiento.
Sin dignidad. 


-Buenas, señora; ¿se encuentra en casa el hombre de la casa?
-No.
-¿Y sabe cómo podría contactarlo?
-No está. Ha salido a trabajar. Se sienta ocho horas o más en un cubículo, como un colorinche canario atrapado en una jaula de plomizo viento, y con una cuchara para revolver el café se extrae los ojos. Pasa todo el día cribando de las pupilas sus sueños que son como perlas mordidas por el más tierno deterioro. Al final del mes va a la oficina de contabilidad y se las intercambian por monedas y billetes y cheques con ceros que soplan sinsentido y recibos por honorarios de colores que avergüenzan y stickers que algún día serán suficientes para canjear el ansiado ascenso. Así podemos comprar carne, huevos, pagar el cable y pagar para que otros le digan a nuestro hijo cómo funcionan las cosas. ¿Entiende?
-¿Y usted sabe a dónde van a parar los sueños que entrega su esposo?
-Lejos de aquí, se lo aseguro. Ya hasta tengo que compartir los míos con él, y sepa usted que eso no se me está haciendo nada fácil últimamente. Es más, suelo fingirlos, como los orgasmos.
-Me lo imagino…
-Creo que sus sueños van a parar a alguna de esas fábricas. Ya sabe, para usarlos de materia prima en la confección de objetos de última necesidad. O juguetes para que la niñez pruebe sobre ellos su muerte. O bloques de ilusión para construir supermercados llenos de vitrinas que sangran nuestro consumo conspicuo a través de la herida de la vanidad/frustración/inseguridad.
-¿Y cómo lo sabe? Digo…, eso de que los sueños van a parar a las fábricas…
-Es que a veces yo lo acompaño… Está bien, ¡lo sigo en realidad!… Coge el auto durante la noche, cuando su insomnio es un cristal azul que se rompe entre sus pensamientos cada 5 minutos, y se estaciona frente a esas fábricas. Se queda absorto contemplando el humo que emana de aquellas inmensas chimeneas. Es un humo blanquísimo y él se ha obstinado en imaginar que en éste se mezclan todas las cenizas de los sueños de todos los trabajadores y ascienden rumbo al espacio sideral hasta apiñarse alrededor de un extraño corazón de ilógica gravedad y se transforman en estrellas. Tiene la loca teoría de que si mira muchas, por demasiado tiempo, volverá a sentirse completo.
-¿Y está funcionando?
-No. Verá…, es que no tiene tiempo; por el trabajo, ya sabe. Debe levantarse muy temprano, cuando la mañana es un sombrero de niebla, entre metálica y algodonada, que se colocan los hombres resignados para seguir adelante.
-Bueno, quizá usted me pueda ayudar entonces.
-¡Por supuesto!, dígame qué necesita.
-Vengo a cobrar mi quincena.
-¡¿Es usted el hombre que aumentó siete canales al cable?!
-No. Mire, esto que tengo entre las manos es un libro de poesía, se titula Extraño Abril, yo mismo lo he escrito. Le explico… En sus páginas he apuntado la verdadera dimensión de un mes de abril, he licuado el monóxido de carbono que emiten las combis, los gestos de odio de las gentes que no se reconocen como igual explosión, los volantines con que los muchachos vuelan por encima de los capós de los autos cuando el semáforo está en rojo, el beso que dos adolescentes comparten ocultos tras el ruido de una sirena entre sus piernas y mil cosas más hasta hallar la secreta voz con la que nuestra ciudad quiere despertarnos de su níveo sueño. Así que, en realidad, lo que yo hago, aunque nadie se entere, genera externalidades positivas para todos los ciudadanos: la poesía es como una radiación que brota desde el reactor del alma y siembra invisible enfermedad de cambio en quienes se hallaban cerca. Es mi oficio, mi trabajo, y por ende tengo derecho a cobrarles mi quincena a los beneficiados; es decir, ustedes. Además, a cambio de su voluntad puede quedarse con un ejemplar. A su esposo le encantará, sólo dígale que es mucho mejor que buscar estrellas en un cielo que se las devora todas porque sufre el hambre de nuestra desidia.
-Lo siento, se me va a quemar la comida. Nuestra familia prefiere tener qué comer a tener qué soñar. Y no crea que no comprendo a los literatos como usted, fíjese que hoy mismo estoy preparando sopa de letras; pero en serio no puedo. La poesía requiere fe, y la mía la voy gastando toda en sujetar crucifijos contra el silencio de mis muertos o los milagros que dios me tiene pendientes.
-¿Pero cómo sí le alcanza para pagar los siete canales extra de cable?
-Es que la televisión nos ayuda con la digestión. No sólo de la comida, sino de nuestros propios afectos, de nuestros ácidos asuntos pendientes y recuerdos ocultos detrás del espejo que niega las cicatrices en nuestros reflejos.


Así por cada puerta de cada hogar de Lima cada quince días.

                                                                                    A veces,
                                                                                                 sólo a veces,
                                                                            los niños de la casa ya llegaron del colegio.
                  Con rebelde curiosidad se mantienen pendientes a la conversación.
Después del portazo piden permiso para salir a jugar,
a coleccionar lagartijas de sol, a lavar sombras en los charcos,
a jugar a los siete pecados arrojando contra el collage de nubes el balón de su inocencia.
                                                                                           En realidad han escapado y corren
                                                                                                             hasta darme el alcance.


-¿Señor?
-Sí, dime.
-¿En su libro habla en algún momento de estrellas?
-Algunas veces. También de cosas que son como las estrellas: muy lejanas pero el brillo nos acaricia de un modo inexplicable, nos hacen vibrar y unir los puntos hasta lograr constelaciones que cuentan nuestra historia con sublevada ilusión.
-La otra vez mi mamá me regaló un sol… Ya, bueno, se lo robé de su monedero, pero no le diga por favor. Lo hice para comprar figuritas, estoy tratando de llenar el álbum de mi adolescencia; ya quiero ser grande, bajar la escalera de caracol del escalofrío que habita en mi ombligo y ser amigo de la noche. ¿Con esto me alcanza para comprar aunque sea alguna página de su libro donde hable de las estrellas? Quiero enseñársela a mi papá y que la leamos juntos para verlo sonreír de nuevo.
-Pero las estrellas de mi libro son muy pesadas, quizá eres muy chico para cargarlas. ¿Y si no sabes qué hacer con ellas? ¿Y si tus papás las encuentran y no les gustan y te castigan? ¿Si te hacen llorar y ese llanto termina por secar tu niñez como pasó conmigo?
-No las van a encontrar si yo no quiero. Me las meto a la boca, como hice con el sol que le robé a mi mamá. Tenía un sabor muy feo, como si la hubieran tocado muchas manos embarradas con malas intenciones.
-¿Sabes qué?... ¡Estás de suerte! Por esa moneda no sólo te puedes llevar una página, sino todo el libro; ¡muchísimas estrellas para ti y para tu papá! Hoy vas a comprar la voz de todas las estrellas del mes de abril, ¿qué te parece?
-¡¡¡Yeeeeeeeeeeeeeeee!!!


Al anochecer,
yo esperaba presionando mi ansiedad contra el volante del auto rojo,
                            estacionado a varios kilómetros de la casa del niño/comprador.
La ventana se empañaba con mi aliento que olía
                            a crayón escribiendo un nuevo nombre en la lista de reclutas.
Sabía que en cualquier momento
la realidad se quebraría
como el cascarón de un pájaro que ha esperado todo el invierno
                                      su nacimiento hacia el cobijo del vuelo.

                                                    De pronto,
                                            a las faldas del cerro,
                                            estallan varias casas,
                             atravesadas por un rayo de luz sin gatillo.
                                                                    No tardan en oírse los alaridos de las madres
                                                                                                     o las sirenas del serenazgo,
                                                                              como aberrantes notas del bajo nocturno.

Alguien ha descubierto,
                                          en medio de esta ciudad átona y gris,
                                                                                             el polícromo disparo de la poesía,
impactando en el corazón hasta abrirlo en flor de lúcido y alucinado amor por todo.
                                                   Un niño había conseguido la inmortalidad
                                                   al responder esta pregunta:
¿Qué es la poesía?

                                Tratar de esconder
                                            una estrella en la boca.


Paolo Astorga (Lima-, 1987) Es estudiante de Educación en la especialidad de Literatura y Lengua Española de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle – “La Cantuta”. Es miembro fundador del grupo literario cantuteño “Letra en Llamas”. Fue Director y editor de la revista digital de creación literaria Remolinos (45 números publicados). Ha publicado los libros de poesía: Anatomía de un vacío, Sin llegar a lo invisible y De Lima a Chosica, así como innumerables plaquetas. Ha editado vía web la I antología digital de poesía “La Voz del Mundo” (2006) y la II Antología digital de poesía Una voz en el abismo (2007) las cuales reúnen en su conjunto a más de 50 poetas de diferentes lugares del planeta. Ha sido publicado en las antologías: Reflejos del Alma (Lima-Perú, 2005), Poetas Solidarios (Almería-España, 2007) y en Perú S. XXI. 60 poetas contemporáneos (Fundación Yacana, Lima-Perú, 2007), en la Primera Antología de Poesía “Catástasis 2008”, en Tránsito de fuego (Selección de jóvenes poetas latinoamericanos, edición bilingüe Español-Portugués, Caracas, 2009), Letra en llamas: Mitomanías (Ediciones Letra en llamas, 2010) y en el Dossier de poesía Cuervo Iluminado (Pájaros en los cables editores, 2010). Fue editor de la Editorial Electrónica Remolinos, la cual publicó más de 30 libros digitales de descarga gratuita a través de  Internet. En el 2006 y 2007 fue Finalista del II y III Premio Internacional de Poesía “Desiderio Macías Silva” y ganador del segundo lugar del III Concurso Internacional “Revista Hybrido” Modalidad Poesía. Ha dirigido vía blog, un espacio radial de poesía llamado “Una voz en el abismo. Actualmente dirige la revista literaria de alcance internacional Delirium Tremens y la serie de poesía “Universos de bolsillo” del sello cuasi clandestino: Ediciones Letra en llamas. Su trabajo creativo se encuentra en revistas literarias tanto físicas como digitales.



RETRATO DE UNA CALLE INDELEBLE

Solo el olvido si lo quieres ver en las paredes
solo la playa si quieres desnudar la arena de tu vientre
solo maderas desvestidas y crujientes versos de un buitre
que viaja a la región donde las heridas se debilitan como una
pista lluviosa.
Solo consumidos abismos y flores quemadas por el anochecer de los cuerpos,
La voz que quiso ser mujer ahora duerme golpeada por su padre
no apagues la luz alacrán     
incierto pez que me señala el inicio,
misterioso es aquel que ha saciado su hambre
comiéndose las espinas de su sexo
la borrada cicatriz
que no pude encender nuevamente ante la piel
bautizada con diluvios y fríos sacos de pana,
cabañas, solo cabañas con tenues ventanas apedreadas
por sombras inyectadas de nostalgia
inyectadas de clandestinidad
de pólvora y homosexualidad
de perros y aullidos
de estridencia y fusiles
cerveza y cócteles de arsénico,
cuerpos agujereados, devorando lentamente,
la blancura de las aves que surcan nuestras formas que se escapan
de las fotos olvidadas en cualquier rincón de lo ya incinerado,
ficción de retratos que encierran la ciudad y los rostros travestidos
que nos hicieron nacer por debajo de alguna alcantarilla
y hervir nuestros sueños con petróleo,
caminar con una bomba nuclear en los testículos
y sobre tibios papeles de sordos periódicos, dormir,
tratando
de besar con mucho amor a aquella muñeca
que hemos descubierto en el basural
donde vimos nacer el futuro.



NO LOS MUERTOS

Nadie supo de los atentados,
de las bombas de los atracos a mano armada
o la Tv. Basura que canceló nuestros cerebros.
Los poetas hablaron de faunos, de cíclopes halados y de piedras.
Los policías se comieron mis ovarios,
no pude gritar nunca en este incendio de espejos.
Pues solo sé que me han alzado de brazos y me han acuchillado lentamente
como disfrutando, como resignándose ha perderlo todo
bajo estas calles infestadas de cuerpos sin cuerpos colgados de los techos
exhibidas faldas trituradas por el clausurado estómago nocturno
niños que engendran cuervos en sus ojos
mi mano que jamás pudo acariciar sus terribles heridas.
Emborrachados están los postes, las casas queman con su farsa,
yo canto triste como un paria como un rey como un soldado raso
las balas me atraviesan me han reventado el cuerpo y hasta las palomas
me asesinan y yo quiero soñar, quiero reír, decirte algo bonito y que no duela
pero es inútil,
inútil que ames a un cadáver
mientras te atormentan los gritos,
las sirenas, las ráfagas, el fuego cruzado
y el sol que se niega, que se niega, que finge estar allí
alumbrando esta tarde en que me sangran las manos
y acaso
aún me late el corazón.

Mario Morquencho. Los Órganos, Piura. 1982. Formó parte del colectivo Heridita y Cadáver Exquisito. Actualmente participa en el Colectivo Jaula Ceniza (Lima) y en el Grupo Literario Signos (Lambayeque).Tiene publicado el poemario CIUDADELIRIO (Sol negro. 2010). Ha participado en distintas ferias y recitales de poesía. Tiene en forma de plaqueta su próximo trabajo DIVAGACIONES DE UN MAR ALCOHOLIZADO.

CIUDADELIRIO

LA SIETE TRES

Aquí hay rostros de todos los colores,
rostros de princesas sin príncipe,
de sirenas en un plato de mariscos,
de niños tristes y gomitas de dulce,
de góticos y siniestros laberintos azules,
rostros con labios de secretaria a minifalda
con senos y glúteos que desbordan
altísimos niveles de morbo,
rostros de viejas gordas y gruñonas,
de obesos sudorosos y calvos,
de bigotones, dormilones y viejos mañosones,
rostros con ojos de fábrica,
con ojos de obrero mal pagado,
rostros de “periódico chicha”,
de edificios sucios e inhabitables,
de azoteas poco confiables e inaccesibles
de casas a medio construir y aún más invisibles,
rostros de publicidad barata en todos los rincones,
de un graffiti clandestino,
rostros que llevan una ecografía de día lunes,
rostros que putean a cualquier cosa,
rostros que tienen rasgo de papel cansado,
rostros de paisajes y planetas perdidos,
rostros presurosos por llegar a cualquier destino,
rostro de plazuelas fugaces, de óvalos jorobados,
de by pass rumiantes y vía expresa inacabable,
rostros de ventana de emergencia,
de boleto de pasaje arrugado en el bolsillo,
de chulío tramposo, de chofer nervioso,
de calcomanía sin sentido, de carteles de protesta,
de “Vamos a la huelga”, de “No al paro”, de “Sí a todo”,
rostros de postes tísicos y enfermos,
de semáforo indeciso, de señales sin destino,
de paraderos repletos de impuntualidades mutuas,
rostros para colgar estrellas,
para descolgar cometas,
para dibujar otra cosa que no sea un rostro,
rostros que se olvidan, que no se nombran
o no tienen descripción,
rostro de todos, con escenas rutinarias y repetitivas,
decadentes e irónicas,
de películas viejas y en estreno,
de lunes, martes, lunes, miércoles,
jueves, lunes, viernes, sábado
y domingo al fin tu rostro,
el mío, el de ellos,
el de todos.


ASESINATO EN LA CALLE OMICRÓN

Lo he matado. Me he vengado de los meses de invisibilidad. De ser como cualquiera. De ir a trabajar un día como hoy, de estar afeitado y tener el cabello recortado, con el rostro impecable, el piqué y el pantalón de color azul pulcros y planchados, los zapatos negros brillantes como un charco que la lluvia ha creado en mis pies… y nunca olvidarme del fotocheck con mis 26 años encima y la cara de loco olvidado en la maquinaria cotidiana de las horas de ser un empleado con el sueldo mínimo.

Me he vengado de abrir la puerta y bajar las escaleras a las 7 y 30 de la mañana, de lunes a viernes, bajar las escaleras de fierro y en espiral todos los días sin tropezar siquiera porque salgo a las justas. Me he vengado de subir al bus de la rutina, del diario matutino, del noticiero de las 6 de la mañana, del gallo que sobrevive como un reloj en la azotea, del café con leche y la carretilla de la esquina.

Lo he matado con el cuchillo con que corto el pan y lo unto con mantequilla.
¡En mis manos sangra cotidiano! La epilepsia, la agonía, la sangre por la boca, los ojos que se alejan de ser ojos, el rostro que se aleja de ser rostro.
¡Lo he matado, estoy seguro!

Me he cansado de ver su rostro, de ver los restos inmóviles, la incertidumbre de la muerte y el crimen. He optado por envolverlo con los periódicos pasados, envolver los restos, al cadáver cotidiano envolverlo con las noticias de la semana pasada, con el suicido de ayer en un hostal perdido en la bruma de la madrugada en Lima, envolver sus extremidades con el abuso policial y la corrupción de los ministerios y el puto sistema capitalista, envolver su dorso con las estadísticas económicas y las encuestas políticas, volverlo a envolver con la injusticia social, con los jubilados que mueren haciendo cola, con los enfermos y los niños que lo único que tienen en la vida es una enfermedad extraña que se llama olvido, con los jueces que se hacen ricos y los clérigos prostituyendo el paraíso. Los buenos son pocos y contaditos.

Después de envolver al cuerpo como una estatua de papel periódico, como una obra de arte de lo que lees antes de ir al trabajo o lo que ves en las noches antes de dormir, bien envuelto todo, cada uno de los cabellos, las uñas, los bellos sombríos, envuelto el reloj y la alarma, el tatuaje en el hombro, la cicatriz de la rodilla, los pies, los caminos, la lagartija que le sale del sueño envuelto como un regalo y todo desaparecerlo dentro de una gran bolsa de plástico negra, canjearlo por una nube, por un día sólo conmigo mismo…
Lo he matado, sí
¡Lo he matado!
¡Lo he matado!

El cuchillo en la mesa viste bermejo
y baila tango…
baila tango el muy pendejo.


José Córdova (Porcón, La Libertad, 1979). Tiene estudios de Arquitectura y Sociología en la Universidad Nacional de San Agustín. Co-dirige la revista de creación literaria “Ablaciones” y es administrador de las bitácoras virtuales “Panóptico Literario” y “La torre de las paradojas”. Ha publicado sus primeros poemas de aprendizaje bajo el nombre de Pre-textos (2002) y la plaqueta Perfil del desencuentro (2007). Actualmente es Director General de Cascahuesos Editores.


67

robar lentejas como soles —otro miserable tránsito—
pidiendo una moneda al mediodía / riendo por / con la esperanza en la faringe
sin la gran fatiga de soñar contando donaciones
por mi lástima animal
bien cabeza blanda
perpetuado de omnívoro artificial que-da un solo golpe a masticadas
colgándonos la ira contra un pequeño rostro
sobre un andador mecánico y tribal
casi castrados / paralíticos / dis-ca-pa-ci-ta-dos
y mañana a mis vecinos: un reñido pan
un solo hombre con resto de hombre
por los / de ojos llorosos
la saliva crepitante
y la gran fe         lic
   (cal)       idad que completa sería…

pero hay muchas ganas de asesinar un pan con nuestras propias manos y luego olvidarse


47

sacrificado mi pellejo sobre el esqueleto
mi cuerpo se convierte en instrumento castigado
dando la espa/l/da
mejor dicho
ocultando la cara
para reírse o para llorar
un poco doblado y descontento
o más mejor,
desgranado y clandestino (sic.)
por el diente de mi diente
                                   —o quién lo sabe, nadie lo sab/ve—

porque este cuerpo es un vano hacia la muerte

por eso nomás voy a limpiarme los lentes de toda esta tristeza
y con la piel apenas asida en mi palma recalada al rincón de un sistema
voy a puñetearme secas lágrimas de la noche

y me voy a retirar disimuladamente a mi fúndica camisa


TIEMPO

La vida y sentencian a oír tu voz

Mono crepuscular, bullente de las cuerdas y desnudo: ¡dime!
huyes cada cierto tiempo entre los ojos
                  y alienado,
exprimes tu carne,
mientras algo indescifrable —en cautiverio— te guiña

Y hay un cierto contagio de todo por-
  venir:
«Mañana lo haremos
y pasado seré millonario, famoso»

Seguimos, pues, de antemano,
un precioso ideologismo racional
—luces, colores y smog, se / seducen—
y hay una cierta fosforescencia en el mundo
cierta patraña...
y mejor

Quién soy                                                                                                                                                                                                                                 qué vida vivo
—vivo con mi alma—                                                                                 mi hermano gemelo
––¿y el hambre?

Come tu biblia en ayuno, un vaso de vino
y después,
un par de cervezas
¡Aleluya!...
y la vida sentencia a tu voz
olímpica, magistral
tu tenor
barítono, como el búho de tu noche
la araña de tu buhardilla

¿Ya vez?...
—¡duerme!
shhhhhhht...
en silencio
y despierta carcomido, acompañado de silencio
con tu cabecera de omoplatos
y tu esternón de contrapunto
shhhhhhht... ¡silencio!
duerme,        
duerme,    
               duerme
duerme   

sueña...


JOHN MARTÍNEZ GONZALES. Lima.1981. Comunicador Social. Ha dirigido los ciclos multiartísticos: “Banda en Fuga” (Buenos Aires, 2002); “Past to morrow” (Buenos Aires, 2004); “Banda en fuga II” (Lima, 2005). “Viernes de letras” (Lima 2009-2010-2011). Desde el 2009 produce eventos para la Fundación Yacana. Ha colaborado en medios de difusión cultural, tanto en Perú como en el extranjero. Ha publicado bajo el sello Altazor, el poemario “Collage de viaje” (2009).  Bajo sello de autor publicó la plaquette “Doblando” (2010), Además poemas suyos han aparecido en revistas impresas y web sites.



LA INCISIÓN

No
este no es un poema sobre los gobiernos del Perú
ni sobre la estatización de las auroras boreales
no habla del cruce entre la mandrágora y el otorongo
ni repercute entre los noticieros de almas en pena arrebatando carne y pelos.
No
no es un poema de alas extendidas ni de DNI vencido
es una proa de barco exportador de materia prima
son los ojos de las dársenas del Callao arañando con la voz la savia que se va
es la lengua mutada en otra lengua donde el tlc y el banco mundial le palpan la entrepierna al demonio.
Es la secreción vaginal de oscuros texanos vestido de blanco y con sombrero de hoz    manos de colmillos    amores precarios                                                                                            y pasantía en el extranjero.
No,
es un poema sobre el hambre y el arroz marchito
es un poema sobre la forma de pararse en el último semáforo de la desesperación
es avanzar y no usar la acupuntura de las palabras
es una elección de tacones bajo la luna de Paita y ánforas como verbos.

Sangrar
escarbar con las letras
hacer
un poema que no sea una paloma cayendo desde su nido de metal.
Hacer
un poema que no sea un poema
sino una bala perdida.


SUTURACIONES

A César Sánchez
*

Familias migratorias
                                             las casas en venta
un pohema que abarque
la nueva moda de hacer crecer
                                                     la ciudad hacia arriba.
                   - Pero hacer un pohema -
que aniquile a predicadores
y a lingüistas acostumbrados
                              a explorar el lenguaje
                                                            solo en un diccionario.
                     

                      Un pohema un trozo de vida
                      una floresta embargada
                      un pohema una vela encendida en una choza
                      que primero protege y luego incendia
       entonces
que la lengua dibuje otro paradero
             atestado de fabulas frustradas
                                       y zapatos llenos de polvo.

**


La punta del cabello del sol ha caído otra vez en la casa
ya ilumina desde abajo
ya se reparte en ríos de sombra y haces de luz.

La casa de mi abuela donde corrió mi infancia ya no tiene raíces
se va volviendo un terreno vacío
pronto comprado para crecer hacia el fracaso
a continuar con el progreso en esta parte del mundo.
                                    
                                           Al sur
lamiendo el pacifico
en recolección de naufragios y
poemas que hablan del dios que esta por venir
                           de los sistemas que están por caer,
                           al sur de la vida y al sur de la infancia
                           contra la confabulación de no amar y solo amasar metales
                                       verse          hermosamente
reflejado  y abandonado en los cabellos
                                               del sol penetrando la casa
otra vez cuando nace el día
                                       y se incendia el mundo.




***

Yo habito todos los rostros de la naturaleza
todos los gestos que la vida usa para eludir los impuestos
               el lodo de los bancos y de los vancos.

Adoro todas las posibilidades del plenilunio
el escozor de la mañana abierta en el costado
el verdadero amor que apuñala aprenderse de memoria códigos y números
el Hamor
             y no este odio de bonos y porcentaje acumulados por todo el asfalto
por toda la vía electrónica y las nuevas cerraduras de la ciudad.

Adorar pese al odio
el aroma de la fruta fresca al bajar por la escalera y escapar hacia el meridiano,
ferviente adoración de mi piel y la lluvia sin mascaras de oxigeno
sin regiones de efectivo o tarjetas de crédito,
nada más que mis manos para adorar lo que me da la naturaleza
nada más que mis ojos para presenciar la nostalgia.


Incoloro
Intentar escribir sobre la pantalla
o sobre la hinchazón de mi lengua digital  viperina
engañosa de pelos como bites
y de cartas como  recibos de luz gastada mensualmente
en una tiempo empresarial
globalizado
un tiempo nuevo una era nueva un celular nuevo
escribir en una nueva voz
en un nuevo despliegue
intentar beber mi sangre con la misma sed pero en otro camino
en un calendario y un chip prepago
en una dieta de fast food.

    Escribir como si las cosas no mutaran
porque mi cuerpo no será otra cosa
que un número par de un talonario que sortea la vida,
esta patria de disfraces 
                           - como tijeras -
                                        - como escudos -


Alberto Schroth Prilika (Lima, 1985). , Estudió Comunicación en la Universidad de Lima.  Ha publicado Sala de montaje (Grupo Editorial Mesa Redonda, 2008) luego que algunos poemarios fueran reconocidos en los juegos florales de la universidad.  Forma parte del comité editorial de la revista de literatura  Un vicio absurdo y colabora con la Revista Nexos. Tras una breve temporada en Rpp, hace despachos para el magazine cultural de la radio El Mural, en Uruguay y Librería Perú. Es redactor en el proyecto editorial de la municipalidad de Surco.



Mediometraje de ficción realista




Escena dos. Exteriores. El corazón de la ciudad y las noticias policiales


Un viaje breve y necesario
hacia el centro de una olla a presión llena de grillos
donde habitan la justicia y sus formas
 te obliga  recorrer  por un  instante
las  últimas noticias desde la radio

Típicos viajes circulares
Ovoides e inútiles
suceden al interior de la misma olla
llena de hollín  y próstatas fuera de tiempo.   

Cuando la situación empieza a hervir, todos los grillos silban
aprendieron a excitarse  y  frotarse los labios
para hacer justicia –hacer nada- desde la  página de las noticias  policiales. 

Una nueva  muerte siempre  sucede antes del almuerzo
 la radio reporta  que el cadáver de una joven
pugna por ser reconocido en la morgue
y tiene todo el derecho
fue encontrada con lesiones en el cuello
la ahorcaron cuando aún estaba tibia 


Una multitud reclama al mismo desaparecido
todos tienen una voz femenina que seguro se le parece 
porque todas las voces de los desaparecidos suenan igual
antes de ahogarse en la misma olla.

Los grillos ya han escrito su historia
en el cordel de las últimas noticias
Le hacen espacio justo donde otro cadáver
no puede sostenerse más
cae amarrillo
 viejo y medianamente anónimo
en una olvidada fosa común de papel periódico.


I / El día D




Las sombras de la casa
narran una historia de guerra

Casi nadie la escucha.

La guerra vive
en la insondable mente del abuelo,
y su adicción a las películas.

Cada mañana del seis de junio,
ocurre  la danza de los ejes
en una playa de hierro y materia muerta

Ese día
 -según los documentales y las películas que el abuelo insiste en ver-
 inicia la gran  invasión. 
Pero el destino de la juventud en ambos frentes
ya había virado y se extinguía.

Volverá  inventarse décadas después
luego del eclipse.

Así empezaba el álbum familiar
con un bautizo de fuego y el arte de domar truenos.
Los ejes han usurpado otros cuerpos
y no han dejado de mirarse las gargantas
en busca de ése sublime corte

La madre de las guerras dejó buenas y malas semillas
En nuestro jardín,
el odio, el  afecto y la sutil música de las  palabras precisas
crecieron sobre nuestras lenguas y generaciones,
invadieron  los estómagos,
las navajas y los muros
sin desfigurarnos.

La peor guerra -como dijo Napoleón-
siempre estuvo con nosotros mismos.
Todos los días.

Aquí tuvimos muchos desembarcos.
La historia escribe
con luminosas letras escarlata
 la misma escena:
En la última orilla – la nuestra-
una  juventud incendiándose de entusiasmo
lava las deudas políticas,
intenta limar anacrónicos eslabones de odio
con sus ideas y  un épico torrente de sangre tibia.


Eduardo Borjas  Benites (Lima, 1984). Estudia lengua y literatura en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Poemas suyos aparecen en la plaqueta Morada Poética (Vagón Azul Editores, 2007) y en Letra en llamas – Mitomanías (Ed. Letra en llamas). Obtuvo el primer premio en el concurso Hora Zero 2008 (UNFV) y el 5to premio en el Concurso Nacional de Poesía Javier Heraud 2011.

Poema para Editarte

Once años después te encontré en la misma calle
te pregunté qué fue de tus sueños
tus sueños que eran el dolor de aquella noche
cuando ebrio cerraste los ojos
y te echaste a correr por el centro / tu sueño
comenzaba en los paneles comerciales
proyectados con violencia en la mirada de una niña
que vendía frunas en la Av. Alf. Ugarte
tu dolor proseguía en los muslos desnudos
de las prostitutas que morían en pie de cara
al crudo invierno
por esas calles sicodélicas meadas
se arrastraba pesado tu sueño / tu dolor
que era también el sueño y el circuito de la sangre
en los hospitales y en el cuerpo
que era el mismo sueño de un sinfín de piedras
bloqueando las carreteras del sur
pero nada interrumpía a tu sueño
que en su camino equivocado al sol
insistía en tirarse por la ventana cada tarde
nada lo interrumpía / ni siquiera la voz de la muchacha
gritando en la plaza Dos de Mayo
que ella era la luz que iluminaba
ese paisaje de muros calcinados
la luz que prestaba su luz a los postes
y hacía reverdecer los cables en los campos
en medio de una cruel ola de accidentes
tú perseguías a la muchacha que trazaba círculos
vacíos triángulos perfectos
en su depresión por La Colmena
seguías su rastro de girasoles adulterados
hasta el parque universitario
y entonces tu sueño
provenía del dolor de no entender cómo
cómo nadie puede verla / si aquella muchacha
es la luz que ilumina los pasajes estrechos
por los que yo voy a ciegas


Danza Antigua

Hay un par de zapatos blancos obsoletos en el suelo - un álbum de fotografías - hay un techo y a él apuntan los dolores - una escalera para salir huyendo hacia la noche - largos monótonos gritos crecen en las calles periféricas - archiveros llenos de historias clínicas - banquetas y señalizaciones de una estación por donde nunca pasó el tren - un gato de hojalata se mantiene en pie sobre un montículo de muebles raídos - gallinazos y gaviotas se detienen frente al horror de las procreaciones - un roedor que se multiplica se abre paso entre los cadáveres que se multiplican y abren paso - del amor eso queda -  un espasmo lúdico cuelga de los faroles - una gaita enferma apresura su música profana nuevaolera retrayendo los prepucios - dos cuerpos semiconductores se levantan luminosos de entre los escombros como un monumento a la prosperidad - se visten se desvisten irreparablemente se hacen el amor - nada grafica mejor su soledad que la multitud corriendo - como en un rithual antique del desierto


Jr. Leticia

Una explosión que precede el juego de luces y la destrucción - una calle que se repite incesantemente - una sombra que se oculta entre los algarrobos - una voz que se prolonga siempre imitando la respiración quebrada de la noche - los techos en el centro de Lima nos invitan a la muerte - yo asistía tres veces por semana a leer sus epitafios - y sobre los muros derruidos ecléctica la estructura del espanto nos veía combatir inútilmente la fiebre los espasmos - mientras una obertura para siete instrumentos concertantes nos abría la noche entera como un arte efervescente en las paredes orinadas - o como una prostituta ofreciendo el último baile con su sexo húmedo como un tubérculo pelado - J. Braque recorría las mismas calles del centro buscando rituales tuaregs en las esquinas con su paleta de matices fosforescentes - dibujando con trozos de tiza flores transgénicas en las aceras - para inundar el ambiente de un olor nauseabundo artificial como la última exhalación del novillo en la arena - para empañar tanta muerte años atrás el municipio mandó pintar los edificios de colores extravagantes: esta ciudad ya no es la nuestra


Denis Castañeda. Chimbote  1978, Poeta y profesor de Literatura.  . Estudió Educación en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Primer premio en poesía de los juegos florales en el 2005. Ha publicado Diamantes en la Sombra (2004), Bajo el puente de Londres (2005) y La palabra enterrada (2010). Figura en las antologías: Nueva Poesía Hispanoamericana, Mp4 Jueves Culturales, (Poesía en la Garcilaso), 60 Poetas Contemporáneos S. XXI (Yacana Bar), Poesía Peruana Infantil; entre otras. Ha participado en diversas actividades culturales en el Perú y en el extranjero. Artículos y poemas suyos se encuentran en las más prestigiosas revistas físicas y virtuales.



UN DÍA EN LA CIUDAD

Todos ahí existían colectivos en la ciudad vieja como en una guarida
 jóvenes y viejos abatidos y enérgicos en medio de las largas y sucesivas horas del día
             sus difusos brazos con cuerdas sobre sus espaldas
y son rudas maromas sin ocupación.
Esa misma mañana
yacía inmaterial como el sutil cáliz del polvo.
                                                                         Se ventilaban en la plaza
reposados o tirados en las bancas con la estrella solar en las piedras y éste manifestaba su caliza fulgurosa.
                                 Revestida de sueños
de seres pobres y canosos o dormidos a la vez
suaves
          o tal vez ásperos que se explayaban por el entendimiento
con sin lucidez de metal
 
un día dormidos en la ciudad.  


DILECCIÓN DEL CUERPO

Toda dilección del cuerpo constriñe su tiempo y en la colgadura de                                                                         la visión se obstruye.
                     El conjunto
                     de la tumba se vuelca
entre la degeneración pelirroja. Todavía habito
         fuera de los ojos invisibles
  las cataratas son turbias
en los tejidos.
                    Algunos muertos descompusieron sus huesos tupidos
y dejaron sus alforjas de sangre donde destrabaron
           su propia memoria bajo el sendero de las intersecciones fúnebres
y he vuelto lentamente desde el invierno para poseer los muslos
                      con pinceladas posadas como una noche de febrero sobre una viña de luciérnagas
            y los he descifrado en mi cuaderno hilvanado de una acrobacia de un ruiseñor que se agota de la carne para después conocer
                      algo más que la propia muerte
sin dejar en el tintero de mis sufrimientos o mis heridas secas.


OH VENUS


Dentro del nacimiento la fosforescencia es más clara
¡Oh Venus! preservadora del espacio
       te imploro repetir
La poesía donde al menos
una impresión efímera se inmortaliza
como un río detenido por el ave
        que atrapa su vuelo y el divisar  portátil de una sima contrastada por la mente entre laberintos
         y salidas       
complejas e insuficiente por el arte que se fija
         al tocar un     
cuerpo pero al mismo tiempo se electriza
         con las palabras al escoger un verso 
para las zarabandas


Renato Felices. Lima, 1975. No es poeta, solo escribe como forma de exorcismo, poemas suyos han aparecido en revistas como Nido de palabras, Fiat Lux, Casabarbieri, entre otras. Posee un poemario inédito titulado Sustancia Eco


Vegetando

Migraña, el sudor se escurre por mi cara

Ya no veo el ecrán de mis días
Mis mejores días

Solo veo reyes decapitados
Congresos infernales de cadáveres sin lengua
que no tuvieron la oportunidad de hablar

De decirle a dios lo que se merecía

En esta cama de pétalos negros
Y de laberintos seminales

Abandono mi existencia

Incubos y Súcubos celebran mi deceso

Me hacen soñar con sangre y risas
Mientras duermo

Organizan mi proceso onírico a su antojo    
Discurren, deciden, toman decisiones  

     Tengo fracturada una extremidad inferior de mi alma

     La costilla flotante de mi cuerpo sutil

     miles de gendarmes hechos de polvo negro me asfixian

     hacen inútil mi nariz y mis pulmones


     una halo sale de mi cuerpo y avanza y avanza hacia el infinito



Cordura

Ya no quepo en mi
Será porque ya no tiemblo al ver una rosa

Hasta la palabra más sana me rehuye

Ya no escucho mi voz ahuyente
Ni al eco que la destruye

No quiero ser un cuerpo violado en medio de la ciudad
Una marioneta estupefacta y sin vida

No conozco a dios
No me han caído sus lagrimas, ni su sonrisa

Soy un desalmado sin culpa de serlo
Un transito vía hacia el infierno
Una escalera ensangrentada
Un polígono sin forma

Ese soy yo, loco y cuerdo

Muerte verde

Tuve un sueño de estatuas y valientes
Velorios de soledades

Me tropezaba con ojos acusadores
que me revelaban el incesto del mundo

Y mi ceguera me impedía ver el amor
en esa difusa oscuridad

tuve un sueño de tribus y dragones sin fuego
vi la quijada del desvelo del hombre por morir
como moscardones insistentes de luz

y en la gruta de la gran cueva seguí durmiendo
no viendo las formas de dicha que bailaban a mi alrededor
la tensión se hizo carne y volé hacia las partes más bajas de la tierra

los mapas se hicieron caminos sinuosos de miedo
y soldados sin alma construían demonios vírgenes
sedientos de humillación y letargo ante los pobres  

en el esternón de mi alma dibujo leones famélicos
heridos por el caos
y ante tanta critica sigo escribiendo con lagunas negras en mis ojos
con mis huesos desafiantes por el frío y la depresión


CROMWELL CASTILLO CABREJOS (Motupe – Lambayeque, 1981)
Poeta y artista plástico. Ex miembro fundador del Grupo Literario Signos y actual representante de El espacio del arte: Galería de arte contemporáneo, en Lambayeque.  Ha obtenido algunos premios literarios y publicado los libros Agua y Transfiguración o el sonido en Signos (Tiro de Gracia Editores - Chiclayo, 2007), ¿Dónde acaso es camino? en Demolición de los reinos (Sol Negro Editores - Lima, 2010) y la plaqueta Fuego (Cinosargo Ediciones - Chile, 2010). Forma parte de la Colección de Nueva Poesía Peruana Cuervo Iluminado (Pájaros en los Cables Editores - Lima, 2010). Trabajos suyos han sido publicados en revistas físicas y virtuales de Perú, Venezuela, Chile, Argentina, Colombia, México, Brasil, Estados Unidos, España y Francia.



Estación de estallido y desencanto

I


Un poema jamás termina con el sobresalto del cuerpo.
¡Dios dirija nuestro estruendo con recelo!

El amor caído, las prisiones, el exterminio
los muros invisibles del letargo,
la misma desesperación profunda que tocamos noche y día
reverberan nuestra resistencia como aliento ascendente.

Bajo la estación llana de la memoria, el sueño nos despoja
del paisaje del encierro, y canta
en tierra desnuda el fuego de nuestras entrañas.

Ni a la voluntad ni a la fe las han podido desolar tanto:
Las noches latinoamericanas son estupendas
pero titilan Cincuenta Estrellas punzando el corazón palidecido
de sus amaneceres.

Todo contiene disposición de máscara en el rostro.

Con una convulsión ligera como las palabras
esta presunción de oficio maldito nos libera del miedo
y de la muerte.

Será que enterramos el silencio con audacia
y cosechamos revoluciones discretas
con la última traición del calendario?

Cuánta voracidad procurará nuestra respuesta
si cobijamos un pálpito sin frontera en los oídos?

Hoy cuatro de julio de dos mil once gozo aquí frente al Pacífico.
Su rugido es una mano que acribilla la vergüenza.
Escribir su intemporalidad, su movimiento, su sonido grave…

Las palabras en el agua son soldados lasos que apenas
si alcanzan promesas en su hondura implacable.

Mientras mi mujer me dice la noche es hermosa,
ella me abraza creyendo que el destino nos conduce
con la precisión de un sacrificio transparente.

Pero no.
Hay quienes nos abren los brazos con sospecha de fábula
y cedemos el cuerpo cavilando la venganza.

Latinoamérica es una danza silenciosa,
la suma estación de estallido y desencanto:

Veintiuna condena golpean con exaltación
las puertas de una memoria insaciable esta noche.



II

Más allá del grito furtivo, un sonido agita entre los árboles
el extravío de la lluvia o la peor sequía que abarcamos.

Como hierba de todos los campos la Poesía nace
y crece una tortura matutina a contraluz:
La sangre de los pájaros persistirá.

La ciencia del dominio es fuente ciega, revolución prosaica
que dibuja nubes funestas con su dedo en el aire.

Un ruido establece su soberbia con los días perdidos,
y por fin la noche larga
cae inexorablemente como una rutina gris.
Los ojos suceden al mismo hallazgo siempre.

Cómo sujetar los párpados al sueño
para adjudicarnos redención alguna entre la ceniza?

Cuerpos caen en toda esta trama de desconcierto
y de pronto el sol cada mañana nos lacera dos veces
frente a estaciones que sólo vomitan cadáveres de todos los reinos.

El hombre tiene el rostro poblado de solemnes amenazas
por eso la vida lo sujeta al escombro.

Entonces colisionan precipicios y me escondo de ti,
oh furia interior, que nos despojas de sensatez ante el delirio.

El vacío es el mismo Poema perverso de las postrimerías.

Entregados al fragor supremo nada quedará.
Ni el estanque ni la cloaca sortearán más su vértigo
con alteración admisible en el mundo bajo.

Ni la chispa secreta de las piedras.
Ni el rumor del agua en los arroyos.

Ni esta hoja quedará
para agotar con indolencia nuestra dimensión insuficiente.

Revertiendo el contenido
volveríamos la agudeza al viejo oficio de decapitar profecías.

Ah, las profecías y su estirpe cósmica…
Como si al hombre no le bastara palpitar.


Giancarlo Huapaya Cárdenas (Lima, 1979) Publicó los libros de poesía; “Estado y Contemplación/ Canción de Canción se Gana”, “Polisexual” (Hipocampo Editores, 2005 -2007) y “Taller Sub Verso” (Felicita Cartonera, Asunción, 2010. Casa Katatay, Lima, 2011). Sus poemas han sido incluidos en: “Generación 2000? Muestra de Poesía del 2000” (Círculo Abierto Editores, 2006), “19 Poetas Peruanos 2000 – 2006. La invención de una Generación”, “Perú S.XXI” (Fundación Yacana, 2006), “2+ No antología No contemporánea de los poetas amigos” (EstaNoEsUnaPutaEditorial, 2007), “4M3R1C4” novísima poesía latinoamericana (Ventana Abierta Editores, Santiago de Chile, 2010), en “PLUP: proyecto latinoamericano de unión poética” (Buenos Aires, 2009) y en “Irse de Lengua” muestra de poesía sonora peruana (Buh Records, 2011). Del 2006 al 2010 dirigió la revista de arte Lapsus Collage Editorial, en sus versiones electrónica e impresa. Ha participado en los festivales internacionales de poesía; Novísima Verba (Lima, 2005), Poquita Fe (Santiago de Chile, 2006), Tordesilhas (Sao Paulo, 2007), La Colectiva (Arequipa, 2007), Festival Ñ - América (Lima, 2010), en la Primera Feria del Libro Kartonero Mercosur (Asunción, 2011), Los Extramuros del Mundo (Cañete, 2011) y, como curador, en el 1er VISUAL POETRY & PERFORMANCE PROJECT en el Mission Cultural Center for Latino Arts (San Francisco, EEUU, 2009). Realizó los vídeos-poemas José María (incluido en el DVD Poéticas de la Resistencia y basado en un poema de Miguel Ildefonso en homenaje a José María Arguedas) y La ley del Embudo. Es organizador del “Festival de Poesía de Lima”, del festival itinerante de poesía visual, “Pop es Cía” y de la Feria de Industrias Culturales de Lima. Ha realizado más de una decena de líricas performances en La Paz, Asunción, Cusco, Freiburg, Sevilla y Lima. Actualmente dirige la plataforma de documentación y gestión cultural: Casa Katatay.

I

Los zumbidos transmiten seducción. Nuestra identidad
es un botón que activa una estampida de burbujas que
trasladan embriones hasta la estrella Edén. Entonces,
no eres nacional ni internacional, sino espacial y
submarino.

Una joven molécula en un matadero tecnológico.

¿Un cubo blanco o un círculo negro?

Esconde una rata que ha sido pateada por pequeñas
zapatillas rotas.

Merodeen la chatarra antes de morderla,

descifra las diminutas galaxias de tus venas y ama
góticamente los residuos del oasis. Instalen los silbidos
de sus alambres, saliven para hervir la seducción de
 la tiniebla, en cada canto oxidado mi queja suplicará
desde sus poros. Entonces, no serán las santas bestias
que el rayo se gesta voraz, sino la ventana que embala
extremidades en tecnopor.

El extra humano al pie de otra extensión fluorescente,
reza.






M

de rigidez, dédica para insectos que chiflan y escasean,
electroacústica del último eslabón de la cadena,
se busca dealer omnipresente, se busca para serrar
vigilias de cementerios con vitrales como cielos
narrativos e iluminantes mosaicos recorriendo su tierra,
fenómeno venereológico que despunta sílabas hacia
la pretensión inútil, las constelaciones y lo sideral de
las felaciones las llevan en sus dúctiles membranas,
los fotomontajes quiebran riñones en carreteras
traficadas por empresarios religiosos, geometrismos
nauseabundos del odio hierático, apología a las larvas
de la podredumbre, sus versos contra el o pus dei.
Sostiene el inframar un cuadro de nínfulas salvajes de
gamas piadosas, el pulgar desenfoca por su meneo.

La brújula punza diferencias estatales, besa la mugre

m grande erige su vuelo hacía lo hormonal

Se menea entre lo homogéneo y la cavidad. Los colores
son ininteligibles, pero la escena brillará en las
posaderas. Cuando la vean venir escojan un artículo
y trasvistan la palabra tachando el final con chantilly.
De no llegar a tiempo, crémala y aspiren sus cenizas
con la nariz. Especien el espacio regio, sus pies llevan
petróleo entre los dedos que lanzan llamitas rosas y
despiden un aroma naranja, la profunda vía pública es
el apócrifo montaje.

Sus violencias los duchan con un grotesco moco
cervical surtido con coleópteros burlescos. Se
gelatinan sus carnes, coge la cucharita para probar
el florilegio de los aminoácidos, se disolverá en tu
gusto un pedazo blando con sentimientos agudos, por
un brevísimo resople se resentirá tu ano, arquearás
tu tráquea recordando las dulces alucinaciones
alimonadas, mojado como un arroz estás, indefenso
ante la creatividad feligrés de los escalones ventrales,
entre tanto, comparte tu robustez preñada de
mariposas ataviadas de eucaliptos, permite que te
boceten salivas en tu licor espumoso, caes en el sillón
montado con delicados huevos crudos dentro de la uva,
aceitados pigmentos púrpuras te rebotan frescos, no
trates de rechazar la vida que te almuerzas por el virus
que contiene.



X

La letra sola es una ecuación. La búsqueda de la
ecuación para detener el falso progreso es la identidad
de la pertinencia,

una inyección de desvío en la intersección del
desarraigo, amnesia lumínica

la vida se apaga en la duda, el aspa en el espejo del
ejecutivo de turno es estadística para usos electorales,
la x persona por x causa, x número de personas

se avientan del x sexo, asesinatos de aprendizaje de
esclarecimiento de estereotipos ¿crees que puedes
estar de incógnita reproduciendo sin memoria?

es la cicatriz provocada en el ojo,

la primera de XXX es dos pares de piernas abiertas o
una cruz chueca, su equivalente en la recta numérica
son infinitas posiciones, transformaciones de muecas,
sustancia de código oncológico que privatiza el
estigma, marco flotante violento como tic eólico,

altas dosis de rayos x y rayos de tormenta contra el
taller, aspar Túpac X, temblorosa savia, escopetea la
sien,
la velocidad de las sirenas en rock, muchedumbre que
fantasmea los huesos de las lacrimógenas como se
arbitra un show de secuestro, se venden ideologías
como prefijos o gobernar es un sótano sobrevalorado,
los versos no valen lo que cuesta la postal
gastrocosmética, seguimiento moral de adivinadores de
titulares, tergiversación retroilumina lo negro.



URUGUAY


Mariana Figueroa (Montevideo, 1979). Ha escrito poesía, prosa, teatro, canciones y una radionovela. Cursó estudios de Licenciatura en Letras en Facultad de Humanidades (UDELAR) y se encuentra finalizando la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, también de la UDELAR, donde se desempeña como colaboradora honoraria de la cátedra de Semiótica y Teoría de la Interpretación. Desde 1996 ha publicado trabajos en varias antologías y ediciones colectivas y ha ganado premios y menciones en distintos concursos literarios. Desde 2001 realiza presentaciones como cantautora e intérprete. Su primer libro individual (Debut, poemario) fue publicado por el TEA (Taller de Encuadernación Artesanal) en diciembre de 2010. Es coeditora y colaboradora estable de la revista literaria en formato blog .txt. Trabaja como artista callejera en el transporte colectivo de dicha Montevideo y Ciudad de la Costa, donde reside actualmente.

Poemas de Debut

JEAN LE-BLANC

El caballo, seccionado por el cuello,
su cabeza separada en el asfalto
con palabras humanas dolorido
dice sentirse muy extraño.
“No percibo el cuerpo”, dice,
“sin duda el impacto me ha dejado destrozado.”
No se sabe aún decapitado
pues sus ojos sólo miran hacia arriba.
Han llegado los médicos, la policía,
y yo observo, impotente. No podría
ayudarlo en forma alguna aunque quisiera.
Al lado del caballo, derramada
y arruinada la carga, pesada
cruz de espinas, día a día
el hocico oprimido por la rienda,
y los músculos hinchándose monstruosos.
El percheron con su pecho constreñido,
lo había soportado tan garboso
como sus primos, que ahora se apresuran,
resoplando, y dando coces al destino
arrastrando ese carro de bomberos,
ese carro enorme y saturnino,
la maldición sobre la raza del caballo,
para la cual sus hijos predilectos
son los bellos y toscos percherones.
Esta harpía, la carga le han llamado,
la inventaron los que se llaman hombres,
dioses crueles para el mundo del caballo,
dioses crueles en su mundo sin dioses.

Pero ahora, el hombre ve en el caballo,
sólo horrendos augurios, incoherencias.
¿Qué es este caballo que ahora habla,
y aún peor, lo que habla es su cabeza,
separada medio metro de su cuello?
¿Y, por qué, además, su trágica ignorancia,
ante este horribilísimo portento?
¿Por qué ríe, igual que un payaso
como si estar decapitado no doliera
más que un fuerte y cómico porrazo?
El dolor que humanos y caballos
arrastran como un cáncer o una piedra
explotará, pronto, liberado.
El dolorcito, pequeño y constante
en los huesos, en la espalda o en el alma
será fractura expuesta de la Tierra
y de todo ser vivo que se arrastra.
No somos más que las pulgas de un gigante
que hasta ahora dormitaba y que comienza
a despertar con deseos de rascarse.
El caballo, seccionado por el cuello
su cabeza separada en el asfalto
con palabras humanas dolorido
es ahora todos los caballos.
Como uno solo es cualquiera de la especie
este animal también es el humano.
Cuando vayan las pupilas a sus flancos
verá también su cuello seccionado
y el grito de terror será tan sordo...

¡A gritar, a gritar con el caballo!



*****

Señor, apiádate de nosotros.
Estamos muertos, enterrados,
cantándonos letanías en voz alta.
Apiádate de los poetas de culo gordo atornillados a sus sillas,
que no quisieron ser eso.
Apiádate de los poetas de lengua flaca mendigando cinco minutos de fama
de fama mortuoria entre los muertos.
Apiádate de este argot donde hacer el verso es mentir,
apiádate de las direcciones, las culturas y las gestiones.
Apiádate del resto del mundo que mastica versos viejos en los pupitres,
apiádate de todos los petrificados por el mármol,
apiádate de todos los que se pudren en la desidia.
Ora pro nobis, dios, ingenio, musa,
apiádate de los que abandonan la fosa común para encerrarse en tumbas solitarias,
y están tan muertos como los zombis gregarios.
Apiádate de los iconoclastas de íconos intrascendentes,
que desperdician su vómito tanto como su ternura.
Apiádate de nuestro fracaso, de nuestro estrepitoso fracaso
en levantarnos a buscar sangre viva para alimentar las palabras.
Apiádate de nuestra autocompasión, de nuestras quejas,
de nuestra boca que chupa y chupa cigarrillos, café y vino,
y nuestras tripas hambrientas de aplausos y leche materna.
Apiádate de los libros que vegetan en los estantes,
porque el monto necesario se escapó a un paquete de yerba.
Apiádate de nuestra incertidumbre. Si estuviéramos en el Purgatorio,
esperaríamos a pagar el precio de nuestra vanidad y soberbia,
si estuviéramos en el infierno,
nos prepararíamos a sufrir eternamente,
pero este limbo de almas en pena no promete más nada
que un vasito de vino en el próximo brindis en la presentación del próximo libro que próximamente se pudrirá en un estante al precio de un paquete de yerba.
Apiádate de la mesa de saldos donde todos valemos menos que un paquete de yerba,
quizá que una torta frita.
Apiádate de los líricos loosers,
apiádate de lo inútil, de lo accesorio,
apiádate las letanías tipificadas donde todo suena igual, igual, igual.
No te apiades de papá Estado; apiádate de los tentáculos de su pulpo,
que en algún tiempo fueron sólo poetas.
Apiádate de los parásitos de las escamas del pulpo,
que también fueron sólo poetas,
apiádate de lo que alguna vez fue poesía,
y el toque de un anti-Midas lo volvió caca regurgitada.
Apiádate de nuestra perdida infancia, donde todo fue juego y, por tanto, poesía.
Apiádate de los oídos a los que nunca llegaremos,
apiádate de las bocas que nunca podrán hablar.
O mejor, no te apiades de esos oídos,
quizá habría que apiadarse de ellos si nos escucharan.
Apiádate de nuestras lágrimas, de nuestra contractura cervical, de nuestro hígado maltrecho
de nuestra tos y de nuestras amígdalas inflamadas.
Apiádate de nuestra impotencia empecinada.
Apiádate de la tacita de plata llena de dulce de leche podrido,
de la vaca gorda plagada de bicheras.
Apiádate de nosotros. Aunque sabemos que tu piedad no es infinita
(la Iglesia quiere que lo creamos, pero es sólo propaganda).
Sabemos que tu piedad es un recurso escaso, que debe administrarse racionalmente,
como el gasto del Estado.
Pero, continuando con la analogía, te pedimos un poquito más que lo imprescindible,
pues sabemos que es la única manera de obtener lo imprescindible, o un poquito menos.
Dánoslo y vete al diablo.
Amén.


Fernando Foglino (Montevideo, 1976) Poeta y artista visual. En el 2004 publica el libro de poemas Kate 500 Km (Artefato). En 2007 aparece Vodka (Premio Casa de los escritores). En 2009 es premiado con una beca a Berlín (Alemania) por sus Clipoemas, pieza audiovisual en el marco del 53 Premio Nacional de Artes Visuales. Integra los volúmenes colectivos: ESTO NO ES UNA ANTOLOGÍA (2008) antología de narradores jóvenes uruguayos, A PALABRA LIMPIA 5/8/10 (2001/2005/2007) Narrativa Colectivo, LETRAS URUGUAYAS (1997) Poesía Colectivo.

Poemas inéditos
A Cecilia
nombre del número
cero
punto de partida
origen
página cero
año cero
cero hora
kilómetro cero
incapaz, inepto, inhábil, torpe, incompetente
ignorante ignorado
vacío
cero dureza
cedro
cero nobleza
cetro
cero barreras
cerco
altura cero
cerro
derecho y revés
la sol
el luna
verso y anverso
dos caras de una misma
moneda
acero
aguacero
a la izquierda cero
cero a la derecha
dos OjOs abiertos
pobreza cero
bajo cero
hambre cero
atmosfera cero
hora cero
latitud cero
kilómetro cero
otra vez
altura cero
cerro
todo y nada
nuestro primer café
el último
cero mentiras
sincero
nombre del número
cero
punto de partida
final



a eduardo darnauchans
he olvidado también
aquel verano cruel
en que tu no sabias
la razón de existir

la vida fue hecha para tener suerte
pero sin suerte, que puta la vida

también están el cine o los libros
pero terminan

dura 1 hora y media viendo por ejemplo a ninette de garci
15 segundos en un poema de elder silva en la cajera del oxford
una novela de cortazar leída en voz alta ( 7 días )
una tarde en paris ( 6 horas )
una canción de lennon en navidad ( 3 minutos )
una copa de vino persistente ( 1 minuto en boca )
una mujer inalcanzable ( )

una mujer inalcanzable que nos mira
(dura una mirada)

pero no todos tienen por vocación prestar la suerte
o hacerle creer al otro que alguna vez la tuvieron

la nostalgia es la ventana a un pozo de aire
un pájaro con las alas dadas vuelta

también están el cine o los libros
pero terminan

Ah, me olvidaba la alegría que hay
en ciertas canciones tristes

No me olvido.


Fernández de Palleja (Treinta y Tres, 1978). Profesor de español y de portugués. Participó en www.clubdecatadores.wordpress.com (reseñas de libros) y www.revistaricadoreis.blogspot.com. Ha publicado en las revistas: Iscariote (Maldonado, Minas), crónicas, reseñas; La letra breve (San José), micro cuentos. Mención en poesía en el concurso de la Intendencia de Montevideo (2010) con "Poemas naturales" (prosa poética) y Primer Premio en el concurso Te Cuento Que (2010) con un micro cuento enviado por celular. Su Blog www.fernandezdepalleja.wordpress.com

Poemas inéditos

Gestación

Una embarazada hambrienta se le coló en los ojos,
vio de cerca sus penurias y los futuros dolores
de la madre y los hijos y los nietos
y los perros y las moscas
del ojo del huracán del sufrimiento.

Transcurridos varios meses, en medio de la pupila,
la mujer parió mellizos sin padre
ni caminos ni pasado ni futuro,
y crecieron sin lenguaje.

Pudo ver a los gemelos, que se desarrollaban,
se formaban, se hacían hombre y mujer,
y entre ellos se golpeaban, se gritaban,
se tocaban y se amaban.

Cada vez fue más la gente levadura
que entre ella se eclipsaba, se robaba,
se imponía, se colgaba de la luz.

Cada vez pudo ver menos al invento original
que inventara en su novela como forma de denuncia,
se fue encerrando solo en su lucha denodada
y dejó que lo dejaran las personas que lo amaban.

Cortó los cabos gastados que lo ataban a sí mismo
y se lanzó a la deriva
por los mares de la lágrima que él mismo había tallado,
la lágrima se hizo burbuja
y se miró en sus paredes, encerrado por las curvas,
le costó reconocerse porque estaba embarazada.


Un caudillo muy grande

Sobre la sombra del cerro, la sombra del hombre.

Un héroe es un hombre con sombra.
La luz de la historia es un cono sobre la verdad.
El cerro es un entrecejo venerado.
El sol le saca fotos a un rostro de piedras,
verde y gris son blanco y negro.

La masa se cuece con cuerdas de fuegos
en noches que iluminan a la piedra.

El caballo quieto recorre la cuchilla del tiempo
y mueve al hombre que lleva arriba.
El jinete es sombra de piedra
mirando la luz que le llega de abajo


Guerra

Se está gestando el cuerpo de la guerra.
Sé que habrá vencidos e historiadores,
sé de las hambrunas y las tierras
que tendrán más despojo y menos señores.
Espero el gatillo de los gatillos,
la huelga que acabe en exterminio,
la palabra que derrame los cuchillos
de la olla a presión de los escrutinios.
Llegará el día en que haya más parásitos
que animal muerto, el día en que se mueran
las venas resecadas y que el tránsito
de moscas sea una bomba atónita
y en que los mosquitos no tengan órbita,
el día en que no queden más ideas.


Javier Etchevarren (Montevideo, 1979). Lic. en Ciencias de la Comunicación. Algunos de sus textos han sido publicados en diversas revistas nacionales e internacionales (Maldoror, Letra Nueva, otras). Publicó el libro de poesía: “Desidia” (2009).

[Del libro: “Desidia”, 2009]


Desidia I

( i )

conviven hacinados
la bulimia y la anorexia
con la inanición y los parásitos,
se tropiezan con el mismo ímpetu
el hurgador de basurales
y la insaciedad de supermercado,
compiten por el encono y la mofa
los saqueadores de bancos
y los de almacenes,
todos luchan por las sobras
como estampida de gusanos
en el fruto caído

sólo hay marginales del exceso
y excluidos del déficit
los niños que comen pasto no van a la peluquería de mascotas
oscilamos
entre la desnutrición o el colesterol
en el asentamiento donde no ingresa la ambulancia
o en el C.T.I. Vip (antesala del cementerio privado)

( ii )

hoy, ahora, ya
pozo del sentido saturado de ansiedades
vivir es esa pugna, una enumeración
dioses provisorios
embarazadas que fuman
bebés adoptados por el frío
anuncios bípedos
insomnio de ilusiones
modelos para la moda
y para más nada

( iii )

un juez corrupto decretó el triunfo
del carismático sobre el íntegro
del pragmático sobre el decente
de la verborrea sobre la poesía
del mercado sobre el aula
mientras la academia simula beligerancia:
retóricos incapaces de cualquier ciencia

no nos era suficiente olvidarnos del pasado
nos olvidamos del futuro
y nos rodeamos de pánico
mirándonos los pies
perpetuando la infancia
abortando nuestra paternidad sobre los hechos
inculpando a un juez corrupto

( iv )

cada día
tiene más caracteres
esta diatriba a la inteligencia
cada día más
el mundo es un concurso de idiotas
para una tribuna de imbéciles
emboscada del despilfarro
en el horizonte de la obsecuencia
un globo sucio de
desidia

Agrupamiento

se agrupan en la mentira
se enajenan en el aplauso
es una fiesta interminable
es una felicidad onomatopéyica
así deshacen su desdicha

mientras le crece la barba, el abdomen, el miedo
se masturban con palabras ajenas
erguidos de excitación
se someten al stress de perseguir y eludir
se avulvan, se enfalan, con cimbronazos de placer se hartan

la ansiedad ahora se controla
solo hay que administrar
el apetito, las bebidas, los plásticos

de lunes a viernes se desgracian quejumbrosos
sábados y domingos duermen la siesta gregaria
pocas veces se desmontan de sí mismos y sus anatemas

se impostan en broqueles
agazapados de angustia
con deshidratados filamentos
los rige el tránsito
tráfico de automóviles lentos y sucios
hay alarmas y semáforos
estadios deportivos y musicales
shopping centers con descuentos
devenir auspiciado de extinción
matan por monedas
porque mueren por una grifa

a veces se distraen de su distracción
o por vanidad quedan solos
entonces arrastran un cuerpo triste
y donde se detienen queda un vacío
a veces describen barrocamente
la decadencia permanente en la cual viven
en agrupamiento


Sandra Míguez (Montevideo, 1977) Escritora, bailarina y diseñadora gráfica. Estudia teatro, danza, Arquitectura, Filosofía y actualmente Letras en Facultad de Humanidades. Ha ganado numerosos premios y ha publicado: Mil Cuernos, Vademécum. Es integrante del equipo redactor de Ágora (Revista del Centro de Estudiantes de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación y de la revista digital Guita.

del libro Premio Nacional Pablo Neruda Poesía Joven

Canción para pretiles

entonces
se habrá cerrado la puerta
no entenderé de lenguas
ni servirán los conjuros
mis muertos tragarán la piedra
triturarán la roca
pisarán abismo
se los verá en las plazas como monumentos
rindiendo culto a los transeúntes
Iniciarán los días en rojo
y con rojo
desparramando gotas para mendigos

colgarán el tiempo
y el tiempo los colgará

pero yo no sé si deba
definir el holocausto
o adelantar los relojes
anticipar las profecías
nombrándome en los pozos

pero yo no sé si deba
inmolar la palabra
lamer la fruta fresca
en el hondo silencio
o adosarme al mármol
que disipa el invierno

entonces
me habré desnudado
al comienzo y al final
de los pretiles
mis muertos jugarán a la rayuela
ansiando llegue mi turno
deseando untar mi piel
con sus bocas

pero yo no sé si deba

tirar la piedra
o
saltar
saltar
saltar



Poemas inéditos

Pronóstico
caducan los bordes de las cosas
la línea difusa entre el cuerpo y el espacio
la palabra no escrita se evapora
se des-dibujan las agujas del reloj
circular
como la existencia
que todo trae al punto de partida

algunos se lanzan al vacío
otros juegan con ovillos de sangre
yo sólo miro a través de la ventana
los dromedarios anuncian
la sed más grande de la historia


Ensayo del silencio

sólo la noche / sola
entre mis huesos y la sombra del ruido
y mis huesos impregnados en la noche
en cuenta regresiva hacia el principio de las cosas

como quien quita velos de ojos y carne
y se persigna
regando sus propios huesos
dejo atrás. (estoy dejando) la segunda piel. la mirada

y todas las verdades son tan tristes
que añoraría una cierta mentira
y su sombra
y su ruido
y su puñal / su golpe bajo

eso
sólo eso


Paula Einöder (Montevideo, 1974) es Licenciada en Letras (Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República) y profesora de inglés. Publicó La escritura de arcilla, Montevideo, Ediciones Imaginarias, 2002 (Mención Especial del MEC en Poesía Inédita, año 2000 y en Poesía Obra Édita, año 2003), Miranda o el lugar desde donde no se habla, Montevideo, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, 2004 (Mención Especial del MEC Ensayo Literario Inédito, año 2000), Árbol experimental, Montevideo, Artefato, 2004 y recientemente su tercer libro de poemas opacidad, Montevideo, Editorial La Propia Cartonera, 2010. Integró las antologías: Breve muestra de poesía contemporánea del Río de la Plata, Selección II, Buenos Aires, Bianchi Editores, 1995; Antología de poetas jóvenes uruguayos, Montevideo, AG Ediciones, 2002; Sin fronteras 1 ½. Pequeña antología de poetas jóvenes uruguayos y paraguayos, Asunción, Arandura Editorial, 2004; El amplio jardín. Antología de poesía joven de Colombia y Uruguay, Montevideo, Embajada de Colombia en Uruguay-MEC, 2005; y Plata Caribe. Poesía Dominicana y Uruguaya del Siglo XXI, Montevideo, Universidad del Trabajo del Uruguay, 2008. Se puede leer más de su obra en: http://poesiapaulatina.blogspot.com/

El espacio primero


¿Guardaespaldas quién guarda
las espaldas? Las espaldas nos guardan.
Estamos guardados,
desprovistos, insisto,
metidos, con nudos, bien nudos,
apretados, los dientes y las uñas,
esos extremos que llamo pies,
que quedan tan lejos si te agachas
a buscar la tierra
que gira bajo tus pies
que son extremos,
extremadamente ajenos,
de tus manos y tus labios,
tus dientes y tu boca.

Desata, digo, desata,
como desatas un nudo,
desaprende, piensa, desaprende,
estás incrustado,
crustáceo eterno
y pétreo.

Amanece desanudándote,
visualiza tus manos,
desatando, desabrocha.

Sueña la antorcha,
fractura, descontractura,
gime, llora.

El horizonte
perdió sus tildes.
Yo corono la aurora,
y pienso en músculos,
que se desatan
en abrir los espacios
que por complacer
cerramos.

desconfección de una guerra


descalzos los pensamientos —euforia—
fuera y dentro se confunden
sombras descosidas de la luna
caen como manteles suicidas
voy atravesando el lago blanco
pegado cual espejo grave a la tierra

(soy exiliada de un golpe
no encuentro pista, clave, tiempo)

descalza, mi piel es un ramo de flores
que llevo dormido
(soy despierta de un trueno)
con los capullos claros
y la somnolencia archivada
brillo locuazmente murmurando gritos
y gritando susurros que se desparraman
como pájaros cantando con sus gaznates abiertos
por la sintaxis de la habitación

(movilizaciones verbales —espanto de los sedentarios—)
descalzos los pies de la memoria
me viene un frío femenino y trasnochado
tengo la aguja pegada al labio para que me pinches
en cuanto te venga el impulso relativo

(toda palabra
es propensa
a destruirse
con una metáfora de piel)

descalza en mis puntos más anquilosados
estoy sin escudos
no peleo en esta guerra des-pistada

(me estoy entregando
—casi— entregando casi el ser
a la explosión vegetativa
dame un empujón
y puja, puja, puja)


Olga Leiva (1981: Lund, Suecia). Participa de diversas lecturas y presentaciones en Montevideo desde 2007. Ha publicado en Antologías de Uruguay, Paraguay y Suecia; y en revistas digitales de Paraguay y México. Últimas publicaciones / En 2010 publica La lengua del Viento en Guatemala, ed CATAFIXIA, y en Uruguay, Ed LA PROPIA CARTONERA. Colectivamente publica BAGREJAPONÉS junto De Ávila, Márquez, Piperno y Barrios, en Uruguay, ed MENTAL. Invitada por la REVISTA METRóPOLIS de México aparece en el nº28 (octubre 2010). Coorganizó el Encuentro de Poesía Latinoamericana Gusto Tuyo que se realizó en Montevideo en los primeros días de diciembre 2010. Actualmente está trabajando en su libro Bruja Boreal. Blog: www.tierraenlaboca-o.blogspot.com


EN la esquina hay tres mujeres de quince años
pegándole a una mujer de quince años
una tiene un celular con corazones
otra tiene una campera de astronauta
otra patea con todo su sexo
en la esquina y encima y debajo
hay una cama para dormir para siempre
para dormir para siempre moviéndote
quiero abrir la tierra y tender el manto
sobre sus pelos de hembras hermosas
que no saben
que cuando nacieron, y antes y antes
les recortaron el mundo en su corazón
si supieran sus dedos tocan todas las estrellas
si supieran que esta vida, yo
somos una alfombra roja que lleva al centro de sus
gargantas
corrijo mi postura para que me atraviesen con sus patadas
pisame el pelo pisame pisame
quiero que me pises que me saques todo lo que tengo
que me desnudes si querés
no quiero llorar por mí quiero llorar por vos para que entiendas
que te amo
mujer hermosa de quince años que me pateas la pelvis
hijadeputa hermosa, triste, abandonada, inmensa,
tomá
agarrá esta cama
sentate en el borde
mirate la punta de tus pies descalzos
voy a agarrarte un tobillo desde abajo
vení
dejate resbalar
eso que ves
no es el infierno


TODO sucederá
porque antes del principio
no era el verbo
sino la imagen
antes de que la naturaleza
se pensara dios
era el cosmos
porque los árboles
no tienen ego
antes de dios
había una madre de frutas
como sexos de agua
en todos
cuando éramos uno
bibliotecas de papel
cigarritos de manteca
entre los dedos
adoquines recostados
en nuestro vuelo
hacia el océano
dios es la creación
del ser humano
encendamos el plan divino
amasemos el pan divino para todos
escribamos el vino para todos
manos para todos
hasta para los torturadores
de mi padre
porque los torturadores
se alimentan con hielo
la rabia me sangra por los ojos
y quiero perdonarte
amado torturador de mi padre
quiero agarrar el hilo de plata
que aún te liga a la tierra
y soplar
para que despiertes del embrujo
del infierno
dos labios quemados con azúcar
flotando muertos en el centro del mar
quiero perdonarte
recordar que sos parte
del eterno retorno
del perfume a mis hombros
quiero matar tu comida
rabiar tus pesadillas
quemar las quemaduras
con besos
quiero gritar quebrar romper
saltar morir matar tu capucha
asesinar con luz las capuchas
del mundo
querido encapuchado
torturador y maestro
de mi padre:
todo sucederá
yo perdonaré la sangre
a cambio de la imagen
real y despierta
de tu hambre
en la tierra el alimento
es sagrado
todos hemos danzado envueltos
en sábanas manchadas de oro
pero los cantos de los pájaros
lo cantan desde siempre:
en el principio era la imagen
y la imagen era música
y vibraba
como el mar


Manuel Barrios (Montevideo, 1983) Realizó estudios en Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UDELAR). Publicó, en poesía: Explanans (2007, Ed. Zignos, Lima), Democracia (2007, Ed. Linardi Risso, Montevideo), Coagula (Red de los poetas salvajes, D.F. 2009), Bagrejaponés (Editorial Mental, Buenos Aires. 2010). Ganador de los Fondos Concursables para el Fomento Artístico y Cultural (MEC), Convocatoria 2007, categoría Letras, con su libro Democracia.
Ha presentado su obra en varios festivales internacionales de poesía como Poquita Fe (Santiago de Chile), y País Imaginario (Lima). Trabajos suyos han sido publicados en México, Chile, Perú, Ecuador y Venezuela.

MÁS ALLÁ DEL BIEN

Al caer el alba
el agua cruzaba sus cordones de hierro de lado a lado
y los antiguos señores,
los que viven de sus rentas,
se precipitaban dichosos contra las rocas.

Al caer el alba
un embanderado me señaló y perdió su dedo,
las colas contoneaban.
Había balance en el aire,
el cielo era gris de ojos
y hacia el sol se ponía claro.

Al caer el alba
calló un cartel con la palabra carey y dijo
hace ochenta años que nade escribe esto.
Las voces provenían de una pantalla plana
y la gente, embanderada,
comía la bandera que le daba de comer.

Yo mecía mano abierta el abanico de carey
y desplazaba para otra vida
la inminente rehabilitación del sol.

Sobre la piedra los señores eran graciosos
pero en su pecho las piedras perdían la gracia.
Si se viera que en él la sequedad y el papel
comen los dibujos de asesinos muertos y números hereditarios
la timidez habría estado sucia.
Veía una serpiente colgar de un árbol
irradiando calor del útero,
testículos con piel de pollo a kilómetros
claramente una i griega.
Las piedras se rompían
y adentro
había carey
predestinado a pólvora en la que ambos comulgamos.

Al caer el alba
el cielo rosa sólo era cielo
y debajo cielo cian,
y a la izquierda azul de acero,
y en el mar plaquetas de hierro balanceándose,
infinidad de plaquets laminadas,
tapas de libros angulados, regimientos de surcos,
cordones, de lado a lado.
Un abismo agradecido
oscuro hacia el poniente,
la sangre espumaba en las vaginas del carey,
y el sol que se había ido igual dejaba luz
porque los colores se multiplican
cuando la claridad
desobedece la orden de ser divina.


LA CABRA

Mi tropa se ha poblado de residuos
la orden no es perder, debajo tiembla la tierra.
Una caravana de tambores lastima tus manos,
las mismas manos que vendieron oro en el Tíbet.
En la hora cargamos las pistolas, discernimos
lo cobarde en los cartuchos y lo heroico en las balas.
Los amigos han parido carne debajo de la tierra
las muchachas encantadas van corriendo a reclutarse.
Esto es hechicería.

Las más jóvenes dibujan caballos con sus dedos en el aire,
las más pequeñas juegan con la baba pendiente de su boca,
acercan el hocico al canal de ventilación.
En la justa medida tal vez ambas habrían aceptado
los colgajos que anteceden al augurio de una replica
después de la segunda vibración.

La mano se alza desde las caderas más intrépidas
las hermanas cruzan los dedos,
son hipnotizadas por la música.
Es hora de llegar al centro y soltar la caja.
La con raciones de mujeres,
la con comida,
la con tabaco,
la que arriba, a la izquierda, le tatuaron una cruz roja.
A cincuenta metros los camaradas se sacan la ropa
abandonan sus puestos, se agrupan, se organizan.
A veinte metros sobresale una boca por los agujeros,
también un par de dedos, el golpe del tabaco contra las ollas.
Respira la comida, respiran las mujeres, respira el tabaco.
Una inyección flotante cae en sus ojos.
Aquí no hay nada más que esto, pero allá hay más posibilidades.
Orificios y canales, cavidades, encías, carne, peticiones.
Desde hace siete días América peligra por una nueva invasión
Las muchachas contestan: ¡si, sabemos!

Desde hace siete días marchan los corazones
hacia el Palacio de Justicia,
hacia el Palacio de Verano.
Marchan los corazones de invierno,
marchan los corazones congelados,
marchan los corazones muertos.
¡Si, sabemos!
Marchan mi padre mi madre y mis hijos,
marcho yo y mis animales, marchan las fábricas,
vale decir, los tazones de miel y el fuego,
los caballos con dentadura de plata,
la paciencia marcha,
mi hermano entra en la noche como un misil a espaldas del fuego,
marcha el ruido que percute y venceremos,
marchan uno a uno en fila escalonada,
los orificios, los canales, las cavidades, las encías, la carne,
van allí mis peticiones.
¡Si sabemos!
La orden no es perder, debajo tiembla la tierra.

Si no vivimos en el país que vemos
entonces bailamos en la noche tenebrosa.

¿La llovizna tiene agua o miente?
¿Fue comprada hoy mismo
por el enemigo?
¿Él ventila los residuos, él organiza a las hormigas,
él deja este rubor tan agrio y colorado, se parece a los viejos que temen a la muerte y las sardinas partiéndose en la red?

Bajo el manto desnudo lo veo.
Es quien llena mi libro de aventuras.
Lleva en su pelvis el peso de la cabra.
Cien mujeres armadas lo siguen igual que a mi.
Están cosiendo el puño de sus mangas.

ATRAPAFANTASMAS



Me quitan la piel más hermosa.
La que no perteneció a mis hermanos.
Recogí el jade en palabras verdeazules.
Nos obligaban a saborear el oro con la mano que los suspendía en el aire.
Creo que jamás había dicho que escondí la enseñanza de los Maestros.
El agua frotaba las rocas.
Estaba solo frente a la puerta que no veo
sin saber si cruzar u ocultarme del vapor.
Teme. No dejaré que nos lleven hacia allí.


Horacio Cavallo. (Montevideo, 1977). Es narrador y poeta. En poesía obtuvo el Primer Premio (compartido) en el Concurso Anual de Literatura del Ministerio de Educación y Cultura, en 2006, con el poemario titulado El revés asombrado de la ocarina. En narrativa obtuvo menciones de honor consecutivas, en 2004 (Maquinaria viva, novela) y 2005 (Doce vueltas alrededor de un plátano, cuentos), en el Concurso Literario Municipal, y el Premio Municipal en 2007 con la novela Oso de trapo, editada por Trilce en 2008. El mismo año fue galardonado con una de las 10 becas Luis Cerminara que otorgó la Intendencia Municipal de Montevideo a jóvenes creadores. Ha publicado algunos de sus trabajos en diversas revistas internacionales. Integra varias antologías tanto en el género narrativa como en poesía. En 2008 fue premiado con los Fondos Concursables junto a Francisco Tomsich por Sonetos a dos (Trilce, 2009), un libro de sonetos escrito a cuatro manos. Publicó, a su vez, Lo que cae del Ciruelo, La Propia Cartonera, 2009, en coautoría con Germán Borelli. En 2009 obtiene los Fondos Concursables en la categoría narrativa con la novela Fabril, Trilce, 2010. Ha participado de Festivales de poesía en México (Vértigo de los aires) Brasil (Festlatino 2009) y Venezuela (EEPEA- Filven 2008).

Poemas inéditos

Haroldo

En memoria de Haroldo Conti.

Ayer asamos carne y esperamos
A Haroldo Conti entrar desde el silencio
Él se hizo ver mientras nos repasamos
Los últimos dos días en las sierras
Le pregunté los nombres de los árboles
Y él dijo nombre, altura y residencia.
Le pregunté los nombres de los pájaros
Y mirando las brasas los nombraba.

Él preguntó si alguno vio su cuerpo
Y no tuvimos nada para darle.



Íbero

a la memoria de Ibero Gutiérrez.

Buceo lo silvestre a la manera
en que andaba buceándolo Gutiérrez
Busco en el cielo tibio del octubre
aquél de mil nueve sesenta y nueve
donde las cigarras se amontonaban
a verlo dormitar entre eucaliptos.
O lo sigo a la hondura del altillo
donde rumiaba poemas en silencio
y buscaba incansable la manera
de que la paz llegara con la liberación

Después oigo sus gritos, tantos gritos,
de los que el silencio prefirió no hacer eco
Así que van de barrio en barrio en alaridos
pasando como pasan los motores
y vuelven a pasar y nunca pierden
el ronroneo, la brutal estridencia.

Trece balas calibre treinta y ocho
-él veintidós setiembres y tres cuartos-
quisieron sosegarlo, enmudecerlo,
Y él se puso de pie,
miró a los asesinos a los ojos:
esos que van y vienen por las calles
con caras de acá nunca pasó nada.
Y siguió diciendo:
Trataba de enarbolar a mi cuello la bandera del amor
pero vino un grito, que despertó mi ciudad y la policía
corriendo me baleó todo el cuerpo y aquí estoy
frío
quieto
duro
horizontal
mirando con los ojos
abiertos
tu sonrisa
de piedra
y tu corazón
de hielo.

(una ola me moja los pies mientras me llevan)


Herencia

¿En qué momento, sosteniendo la herencia
como una bolsa hecha de sábanas arrugadas
y los brazos al cielo,
en qué momento, Padre, padre, abrí los hombros
e incliné la cabeza para recibir palabras de los vivos
y palabras de muertos?

Andando como andaba, con todo el mundo a cuestas
esperé que mi hijo fuera hombre,
que trabajara diez o doce horas por sueldo miserable
vendiendo casa a casa, pararrayos usados o linternas
-él que parece hecho de música, que dibuja con trazo seguro-
para pasarle al fin el entramado, la carga que da el mundo,
y esta otra que es tan mía y de los míos.

Perdió la risa. Es el reflejo de su padre.
Vemos pasar la tarde los domingos pensando en que sus hijos
De seguro disfruten de otra suerte.
Fumamos impacientes y soñamos la verdadera vida que se pierde
irremediablemente con las horas.


Federico Eisner Sagüés (Montevideo, 1977). Reside en Santiago desde 1987. Estudió Química en la Universidad de Chile y trabajó durante nueve años en conservación y restauración de pintura. Es bajista eléctrico y ha integrado proyectos como Gavana (1997-2003), Takatrio (2004-2006) y Fotogramas (2008-2011), entre otros. En 2008 dirige un taller en Balmaceda Arte Joven de poesía y rock, y ha desarrollado esta fusión en la jam session ImproSesión. Actualmente se encuentra emprendiendo nuevos proyectos musicales, como la producción musical de la poeta y cantautora Marcela Parra, y la musicalización en vivo de textos suyos y de otros, entre quienes destaca la poeta Elizabeth Neira. Sus trabajos se pueden escuchar en www.myspace.com/fedeisner Es autor de Pequeño compendio para un amigo (Ediciones del Temple, 1997) y Bicha (JCSáez Editor, 2008). Poemas suyos aparecen en 30 Jóvenes Poetas (Universidad de Playa Ancha, 2004) y en el disco Poetas-Chile Siglo XXI, Vol. 7 (Rayentru, 2004). Es editor de Ediciones del Temple desde el año 2000.

Poemas inéditos

La fea

Qué tendrás de horrible Lima la horrible
la gris despeñada del altivo barranco
qué de qué ciudad de los
qué de chola
de los limos Lima
de tus playas extramuros

en chorrillos ni te bajes
del taxi otrora Rimac
que pica la jaiba del puente a la alameda

- chabuca bebe conmigo el vino
de los descalzos mientras bailo
en tus polleras Santa Rosa -

ciudad imperial infectada
do sólo salvos fueron los conventos
y unas cuantas manzanas a la redonda
de los jirones protegidos por sus niños
el calvo San Cristóbal vigila aún las puertas
de Lima hasta el Callao
a ver si no llega
al fin otra flotilla San Martín
otra flotilla Don José


Todo bien

Cómo andás?
todo bien?
vamo' arriba
pasaron lindo?
ah divino me alegro
qué bueno che
andás bien?
tus viejos bien?
todo tranqui
si si seguro que si
unos días soñados nos hicieron
pero miralo al tipo
que bien che
todo bien entonces
los chicos bien?
bien de bien
pero claro
venite por casa
qué bárbaro
qué divino
dale nos vemos che
vamo' arriba


Plan de emergencia

Una computadora a cada gurí
un sueldo a los padres para que no trabajen
un bono por cada hijo que vaya a la escuela

les permiten traer al centro sus carros
tirados por caballos y promueven
la sindicalización de los hurgadores
y hacen del carnaval una fiesta oficial
con museo y todo

nunca se habían visto en este barrio
bichicomes durmiendo en la calle
amenazan a la policía si usa
fuerza desmedida
lo peor del asunto
inventan el impuesto a las rentas personales

no sé hasta donde piensan llegar


Alex Piperno (Montevideo, 1985) Estudió en la Universidad del Cine de Buenos Aires. Publicó confirmación del paraíso (Mención Premio Anual del Mec, Artefato, Montevideo, 2007), sahara (La gomera, Buenos Aires, 2009; Fuga, Santiago de Chile, 2009; Catafixia, Guatemala, 2010), maschwitz (Fondos Concursables, Trilce, Montevideo, 2010) y bagrejaponés (Colectivo Bagrejaponés, Editorial Mental, Montevideo, 2010). Participó en los encuentros de poesía Vértigo de los aires (México, 2009) y Gusto tuyo (Montevideo, 2010). Co-coordina el blog las elecciones afectivas Uruguay.

Poemas inéditos

FUNDACIÓN DE LA ISLA
(fragmentos)

parece que ahora parimos una isla horrible y le pusimos nombres en la cabeza a todo lo que se mueva

parece que parimos la mayoría porque se encontraron copias diminutas de la mayoría comiendo bocaditos de leche en el valle de todo lo que se mueva

comiendo bocaditos que eran todos nuestros hasta hartarnos y también sigo comiéndolos para volverme yo mismo una isla llena de pequeñas niñas a quienes correr

porque se desgajan como mandarinas de leche tengo que apretarle el abdomen para que se quede trancada lo siento que parece que no va a dejar de parir nunca o porque adentro tiene convicciones astilladas en la panza que son como unos perros muy prudentes

por ejemplo la cabeza de un ascensor que le pusimos adentro alguna cosa religiosa

por ejemplo la cabeza de milagro le pusimos las ranuras de una mala manera y ahora es una bolsa amarilla que hace cálculos gratis de nuestra descendencia

hace sorteos llenos de poca manera y escribe cualquier nombre en las bolitas que se le caen y siempre el mismo nombre ni siquiera importa

por ejemplo la cabeza bien pop de cualquier cosa

desde el interior de una barracuda pienso por ejemplo en la cabeza de las pequeñas niñas

y me regocijo si le pegara palmaditas en las cabelleras que usan se les mueven con el viento dejando por un rato dibujos bien bonitos parece que nosotros es un pez con cola de aire de usar en ocasiones siempre difusas

también el pez le sale por el corredor igual y tiene ritmo con cualquier porquería eso a veces llega a angustiarme tanto

*

parece que parimos porque se encontraron copias diminutas en los restos de pequeñas niñas de posiciones siempre complejas tienen las matrículas de los restos de milagro que quedaron en las llagas

tienen todos los números y las caras la saben de memoria de figuras diminutas que encontraron revolviendo restos de niñas que sus caras eran un puré parece que las caras de las niñas eran un puré

pienso en las personas que hubiésemos querido revolver por ejemplo los restos de embarazos desde el interior mismo de una barracuda que es inmensa

vimos una manifestación de niños rey adentro de una isla que enseguida la pusimos en el bolsillo

estoy seguro encontraron varones con coronas que corrían como niñas hasta el valle y después se volvían de leche

y se hicieron grandes ceremonias y grandes pescas para agasajar y las maniobras fueron siempre tan serenas eso es cierto se hicieron grandes ciudades con nombres increíbles

*

es cierto los primeros niños rey pertenecen a la generación de árboles chinos sus cuerpos miden más de tres metros y sus cabezas son chinas y serenas

sus cabezas se suspenden en el aire y se prenden fuego desde el puerto también lo vimos que entonces con el guijarro saqué dos criaturas hermosas de una muchacha que llevaba colgado

los primeros niños rey se llaman joana luján abraham alejo laurita pilar y óscar

por ejemplo abraham que tiene los bigotes larguísimos

parece que de una pasta de leche que lleva en la mano come una pequeña colección de muchachas bien despiertas

y se embarazan con soltura qué precisión que lleva abraham en la palma de su mano y también la lleva laurita

por ejemplo luján que ayer hizo que de un caballo salieran veinticinco buques

que empezó a ponerle nombres a todos y siquiera cada buque resultaba parecido a su forma pero el evento nos llenó los ojos de lágrimas

pienso en estas cosas que recuerdo los primeros días en el valle nada está todavía fecundo y de cómo lo llenamos de milagro parece que hicimos tanta luz que las cosas empezaron a moverse solas y a contagiarse de vida

después de que parimos en figuras diminutas que también eran nuestros hasta llenarles les abdomen de milagro


Alejandro Keller (Montevideo 1979) Pasó su infancia en la ciudad de Haifa, Israel. Poeta, músico, fotógrafo, locutor y terapeuta corporal, ha cursado además estudios de Derecho en la Universidad de la República. En abril de 2008 publica su primer libro de poesía Postales de Sobremesa y en noviembre del mismo año es nominado al premio Bartolomé Hidalgo, otorgado por la Cámara Uruguaya del Libro. Ha obtenido el Primer Premio en el Concurso Literario Municipal, género poesía (2007), Primera Mención en el Concurso Literario Municipal, género poesía (2006), Mención de Honor en el Concurso de Poesía organizado por Radio Nuevotiempo y el Ministerio de Educación y Cultura (1998), y Primer Premio en el Concurso de Poesía de la Revista Graffiti (1997). Como fotógrafo, participó de la muestra colectiva “Superficial” (Galería Marte Upmarket) en el marco del Festival Internacional Fotograma (2009) y estuvo a cargo de las imágenes para el cd, proyección en vivo y sitio web de la banda de rock uruguaya Laura y los Branigan (2010).

del libro Postales de Sobremesa


Día ocho

La mesa está servida.
Purísima, el agua devuelve restos de fuselaje.
Abuelo dice que pertenecieron
a cazas alemanes de la segunda guerra
-dudo que los alemanes volaran en 747-
bombardeando su pueblo
a pleno día, mientras el peluquero grita es necesario
cortar la oreja, no va a aguantar en este estado.
Los niños escuchan en la arena.

(¿Cuándo fue el año pasado?)

Con dedos de roer, descansaron lo que queda.
En vísperas de Navidad, el castillo del cordero
es un monumental hospicio.
La orilla está llena de cadáveres
que debemos esquivar con elegancia.


Pasada la tormenta

-I-

La impaciencia, plural; el aire, digamos frío.
Algunas aves de presa, desplumadas, se detienen
en busca de imágenes que resulten familiares.
Marineros ebrios se diluyen
como sonrisas inverosímiles en fotos veladas.
Las mujeres persiguen paralelas de luz
-pedazos de un sol muy antiguo
chapoteando en tazas sucias y café.

En la hora, fuimos agraviados en idiomas
que desconocíamos. En la hora.

-II-

Nunca tan sencillo diseñar un estuche con la ceguera de dios.
Pero estamos cansados de planear asesinatos
tarareando una canción de cuna.
Acaso un filo doble pudiera esa fuente
sin palomas ni doncellas, iniciar algún reflejo
y su razón suficiente.


Carta llena de amor

"…ho scritto/lettere piene d’amore//Non
sono mai stato tanto/attaccato alla vita"
Giuseppe Ungaretti


El paisaje pega y recorta detalles cotidianos.
La otra noche, sin ir más lejos, un cordero
se manchó con sangre de verdugos.
Breve juego adverso la memoria:
manos antiguas recogían papiros
en los ríos; ciudades abiertas sobre tierra.
Hasta el silencio más joven
podría adivinar la contraseña
de las hormigas apurándose.
-Álgebra de arterias que pasa
de un vaso a otro.

Vi decir que uno deja de ser niño
cuando posterga dibujar humanos asuntos
en las nubes. Una tía cercana
solía repetir que después de perder la dignidad
no queda nada. Estaba deliciosamente equivocada.
En todo caso, resulta conveniente atesorar los pantalones.

(Un forense asesinado
constituye un marco de altísimo valor
ético)

Es preciso una clave que resguarde de exilios.
Ni casitas quemadas, ni lenguas
arrastradas por caballos –nube
que toma forma de nube. Improbable
telón de fondo; lo demás, se sabe, es nieve.


Cecilia Lage. Nací en Montevideo en el año 1986. Estudio Licenciatura en Letras, he publicado algunos de mis poemas en las revista Ta.: Abril 2010 y la Revista Urbana: Julio 2011. Participé en Anagramas: Muestra fotográfica que conjuga imágenes y poesía, seleccionada por Movida Joven 2009, expuesta en CMDF centro municipal de fotografía. Fotógrafa: Inés Lage. Escribí Pierina: Obra de teatro para niños que se realiza tanto en funciones para escuelas como para público en general en ¨La ciudad de los chicos¨. Escribo, entre otras cosas, para sanar, para conocerme como ser, para encontrar liberación en la existencia.

Y es así

Y es así,
caminás por la calle y no ves que está todo pensado
y el consumismo te brilla en la piel
y te sentís realizado,
y en tu ignorancia cotidiana del andar
caminás con rumbo civilizado.

Llegás a tu casa y mirás las noticias,
sillón de la ignorancia
tu psicología derramada en la ignorancia,
tu mente en manos de ellos.

Marioneta obediente
el anzuelo has mordido,
sos un pez muerto
en las violentas aguas del poderío


Niño sin madre

Niño sin madre
a los saltos juegas en el banco de una plaza,
es juego la distancia,
es puente imaginario
jugar a los saltos.

Es triste saber que nadie te amó,
que te miden las distancias si no vendes una flor,
que tu hambre es diáfano,
lleno de corazas
resistente a la desgracia.

Ojala, niño a destiempo,
que en otro tiempo,
en este suelo,
ya no haya flores para vender
y pueda ser juego todo tu ser

Poemas inéditos


Muchedumbre Estéril

Quienes beben muchedumbre
comprenden
la palabrería infértil,
la entusiasta sobredosis
del encanto en la apariencia

No comprenden las miradas
ni los gestos,
ni el lenguaje oculto de las cosas,
el mundo les entretiene,
todo lo desgastan en palabras

La minoría es la inmensidad,
la que se embriaga en los instintos
la que lleva la carga y comprende
el dominio de sus manos y de sus palabras.
Y si el alrededor es bullicioso,
el ardor quema aún más en la lengua.
Publicado en revista cultural Urbana ed. Julio 2011.Uruguay